GRACIAS SIXTO MENESES CASTAÑEDA

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS SIXTO GENARO MENESES CASTAÑEDA

Soy un guadalupano adoptivo, pero me siento orgulloso que el destino me transporte a través del tiempo, a esta tierra llena de historia, de leyenda de una perfecta arquitectura geográfica de un clima donde no se oculta los misterios del amor a la naturaleza.

Guadalupe es un paño verde que cubre la majestuosidad del principio cósmico, donde las noches nos invitan a contemplar la belleza de la luna, los luceros y el nacimiento de una nueva vida en su histórico hospital Lafora.

He leído con mucha atención el libro “Guadalupe: Legado, Historia, Leyenda y Testimonio de La Barranca”; en cada página me ponía a soñar de aquel dibujo divino que es La Barranca. Los años, el viento, la arena abrieron el camino pedregoso donde trajinó don Agustín Abanto Abanto, un serranito de 14 años que vendía agua dulce a los habitantes del balneario La Barranca para aplacar la sed.

A través de la lectura fui conociendo a los autores o mejor dicho a los habitantes de aquel legendario balneario que muchos turistas quedan cautivados de ver las olas, saborear la brisa y escuchar los canticos de las aves y de sus playas ni que hablar.

Sus casas hechas de barro y caña según, nos cuenta el autor donde se reunían para saborear un rico chilcano del pez borracho preparado por la tía Adriana y saboreado por el amigo Castañeda.

Sixto Meneses nos invita a vivir el pasado contemplar la historia de La Barranca y participar en las noches donde se reunía la tía Adrian Ruiz, Irma de Ibáñez, Julio Meneses, Ana Castañeda, El Loro Farro, Los Moyano y otros más que en esta obra se convierten en personajes principales; recordar es vivir, es palpar el tiempo en el presente y construir un castillo de arena que no se destruirá jamás.

Gracias…pero muchas gracias Sixto Meneses Castañeda, porque ahora me siento orgulloso de ser Guadalupano, enamorado de esta tierra, de sus leyendas, su historia y de La Barranca hermoso paraíso que falta descubrir. Gracias porque nos has hecho saborear la infancia desvanecida y has traído al presente la brisa de una nueva óptica de La Barranca.

Como olvidar las descripciones de sus casas, los residentes y las grandes “jodas” que cada noche supieron combinar con su pisco, su cerveza o su cañazo, así mismo las serenatas de Diana Banda tocando el acordeón seguido de una guitarra haciendo que las noches sean más alegres, haciendo bailar a los mismos luceros que contemplaban con sus bellos ojos la serenidad y armonía del mar.

Gracias a Dios que poetas y escritores Guadalupanos dibujen en el aire la historia que embellece y renace el pasado en nuestros corazones; los invito a deleitarse con estas páginas que llevan un pedacito de la gran historia de esta tierra que es testimonio de un gran trabajo de investigación que nos enseña su geografía, sus hechos históricos y acciones que solamente se dan a conocer en este libro.

Antero Rojas Vallejos

Sociólogo