11.- LA BARRANQUILLA

11.- LA BARRANQUILLA

Quizás muchos conozcan este lugar sin saber que se llamó La Barranquilla este pintoresco lugar estuvo entre el margen del río Jequetepeque y la laguna de La Barranca, era un espacio, como pampita, donde un grupo reducido de moradores en el año 1948 habían construido sus ranchitos de caña con barro y techo de totora, entre los moradores estaban:

Don Felipe Castañeda, Don Santiago león Aguilar, Papa Buena, Don Rufino, Don Esposorio García, Don José Horna Medianero, este último estaba acompañada de su hija Jesús Horna Gonzáles quien tenía dos hijos Abelardo La Serna Horna (Coquí), Llery La Cerna Horna, también se encontraba Dévora Horna Carrasco y Wilfredo Horna Carrasco.

Una noche en el año 1951 mientras dormían estos veraneantes hubo una crecida considerable del río Jequetepeque, el cual abrió un nuevo brazo en dirección de La Barranca, el agua llegó a cubrir la pampita alta donde estaban los moradores de La Barranquilla y comenzó hacer su ingreso entre las paredes de quincha.

Eran las diez de la noche cuando llegó un poco mareadito de La Barranca a La Barranquilla Don Wilfredo Horna Carrasco y se fué a dormir, luego a las 3.00 am se le antojo ir al baño, por lo cual se bajo de la cama en busca del bacín y para sorpresa de él se hundió hasta la mitad de sus piernas con agua, en ese momento llamó a su familia dando gritos.

 Un grupo de los moradores de La Barranca al sentir la crecida de la laguna que invadía al rancho MonteCarlo y al darse cuenta del peligro que corrían los moradores de La Barranquilla deciden ayudar esperando las 6. Am y participaron:

Víctor Ibáñez, Alberto Leyva, Francisco Yengle, El loco Carcafe Deza, Don Carlos Urbano Balarezo (quien después llego hacer Prefecto de Chiclayo) fué el primero en ayudar, pero para su mala suerte se quebró la mano en el intento y tuvieron que auxiliarlo. Los moradores mencionados de La Barranca encontraron a Don José Horna con el agua hasta la cintura y como este era mayor y sufría de Parkinson, lo tuvieron que meter en una tina, junto con sus dos nietos pequeños y trasladarlos hasta La Barranca como si fuera un botecito. También auxiliaron a los moradores de un ranchito que en agradecimiento regalaron una paica de chicha. Al día siguiente fueron a ver como había quedado este pintoresco lugar, encontrando todos los ranchos desaparecidos (un promedio de diez ranchitos).

La crecida del río afecto al Rancho MonteCarlo donde estaban celebrando una fiesta el día domingo unos gringos y el agua se llevo el mobiliario y borro la carretera de Faclo Grande que bajaba por el Dique de La Barranca. Esta carretera estaba rodeada de sauces y venia por en medio de las chacras y no es la que está al lado del acantilado.