Sixto Genaro Meneses Castañeda

Sixto Genaro Meneses Castañeda
chicho (seudonimo: AGORAFILIA)

SIXTO GENARO

Mi foto
Guadalupe, Pacasmayo, Peru
* moreno * alto * pelo plateado * casado * hogareño * amigable * feliz * Dirección Alianza 456 Guadalupe * Telf: 044-566617 * Celular 9782476

sábado, 31 de octubre de 2009



HOLA QUERIDOS AMIGOS, FAMILIARES Y HERMANOS, MIS TRABAJOS A SUS DISPOSICIÓN E INTERESES, QUE LA MANO DE DIOS SIEMPRE LOS BENDIGA Y SEAN UNA BENDICIÓN PARA SUS SEMEJANTES.


Sixto Genaro Meneses Castañeda

Parados:
Luis Enrique Meneses Castañeda

Rosa Meneses Castañeda

Julio Victor meneses Ruiz

Ana Maria Castañeda de Meneses

Jose Marcelino Meneses Castañeda

Carlos Agustin Meneses Castañeda

Sentados:

Julio Cesar Meneses Castañeda

Maria Beatriz Meneses Castañeda

Sixto Genaro Meneses Castañeda


Beatriz Colona Zavaleta


Luis Agapito y Lalo Meneses Marroquin


Julio Cesar Meneses Castañeda

Betty Meneses Cast6añeda

Felix Rodriguez

Carlos Meneses Castañeda

Enrique Meneses Castañeda

Emilio Rodriguez Amaya

Sixto Meneses Castañeda

Lucho Rodriguez Amaya


Julio Victor Meneses Ruiz

Emma Meneses Ruiz

Federico Montenegro


Parados: Fecerico Montenegro

Ana Maria Castañeda de Meneses

Julio Victor Meneses Ruiz

Teresa Meneses Ruiz

Jose Meneses Castañeda

Sentados: Emma Meneses Ruiz

Rosita Meneses Castañeda

Esther Meneses Ruiz


Don Agustin Meneses

La Yegua Mora


Parados: Teresa Meneses Ruiz

Susana Meneses Ruiz

......................................

Sixto Meneses Ruiz

Emma Meneses Ruiz

Sentados: Esther Meneses Ruiz

Maria Ruiz de Meneses

Rosita Meneses Ruiz

Un Niño que Criaron


German Meneses Ruiz

Agustin Meneses Sanchez

Emma Meneses Ruiz

Nelly Meneses


Teresa Meneses Ruiz


Susana Meneses Ruiz

Pedro Jose Merino


Sixto Meneses Ruiz

Maria Ruiz de Meneses

Susana Meneses Ruiz


Sixto Meneses Ruiz

Julio Meneses Ruiz

German Meneses Ruiz

Federico Montenegro

Emma Meneses Ruiz

Teresa Meneses Ruiz

Corina Meneses Ruiz

Esther Meneses Ruiz


Sixto Meneses Ruiz

Emma Meneses Ruiz


German Meneses Ruiz

Emma Meneses Ruiz

Maria Ruiz de Meneses


Esther Meneses Ruiz


Corina Meneses de Leython

Armando Leython


Maria Catalina Ortencia Ruiz Lazo de Meneses


Don Agustin Meneses Sanchez


Parados: Teresa Meneses Ruiz

Julio Meneses Ruiz

Susana Meneses Ruiz

Rosita Meneses Ruiz

Sixto Meneses Ruiz

Esther Meneses Ruiz

Sentados: Agustin Meneses Sanchez

Maria Ruiz de Meneses


Don Agustin Meneses Sanchez


Agusta y Raquel Meneses Castañeda


Teresa y Corina Meneses Ruiz


La Casona de los Meneses


La camioneta de los Meneses


Adela Sanchez de Meneses

Carmen Meneses Sanchez









Carmen Meneses Sanchez

HERMANOS ALBUJAR Y MANUEL GUARNIZ

Hermanos Albujar y Manuel Guarniz


Han pasado 128 años desde el 28 de octubre de 1881 del martirologio de los hermanos Fernando y Justo y Manuel Guarniz, hecho que resalta la Historia de Guadalupe, la Historia de nuestra patria, no solo por ser un acto de altivez y dignidad Cívica, sino por la valoración que fueron sometidos hasta la llegada de la muerte.

No es nuestro deseo argumentar la fuerza de un ejército vencedor, ni recordar a todo un pueblo vencido, ni tampoco la sentencia injusta por la traición de un pueblo vecino, ni sus consecuencias el recuerdo del dolor por la sangre vertida. Creo que hoy debemos mostrar a esta nueva generación el valor de lo que vale morir inocente sin humillarse, ni claudicar por defender el honor nacional y la vida talvez de otros inocentes.

Todo tiene su tiempo así lo dice la Santa Biblia en Eclesiastés, hoy es el tiempo de recordar e interpretar la acción noble y varonil de nuestros mártires, por que sin el impulso de un ideal somos seres perdidos en el tiempo.

Del matrimonio de Don Fernando Albujar R y Doña Tomasa Chimioque, nacieron Fernando, Justo, Jose y Rosario, según registros de la Parroquia de “San Agustín” Fernando nació el 29 de Mayo de 1852 y Justo nació el 12 de Marzo de 1857.

La historia nos dice que en el año 1874 residían en esta localidad el General Ecuatoriano Don Secundino Darquea y el medico Don Matías Manzanares estos personajes tenían amistad con el padre de los hermanos Albujar y tuvieron la iniciativa de fundar una escuela primaria, reunió con padres de familia y tuvo el éxito esperado, viajaron a Lambayeque y contrataron los servicios del eminente pedagogo Don Tomas Mantilla autor de varios textos de enseñanza oficiales del país, tuvo la colaboración de Don Gabriel Muñoz prospero comerciante de abarrotes. El local de funcionamiento fue en la calle Francisco Pérez de Lescano. El mencionado Pedagogo se ausentaba una semana y era remplazado por Fernando Albujar Chimioque sin recibir remuneraciones, esto nos demuestra las cualidades intelectuales, espirituales y morales de Fernando, el de su hermano Justo y su compañero Manuel Guarniz en la infausta Guerra del Pacifico.

Las primeras fuerzas Chilenas que invadieron la provincia de Pacasmayo fueron las que en 1880 se establecieron en San Pedro de lloc a órdenes del sargento Mayor Silva Rednard, de la expedición Linch.

La entrada del invasor a cualquier pueblo siempre fue humillante, pues ocupaban la plaza de armas y obligaban a que el alcalde entregara la ciudad al jefe enemigo. Luego pedían alojamiento para las tropas y mantenimiento mensual en dinero, luego llegaba estratégicamente el máximo jefe Linch diciendo que habían sido atacados y que el pueblo tenía que pagar cupos así a San Pedro se le pidió 40, 000 soles a Pacasmayo 10,000 soles en Guadalupe y Pueblo Nuevo 14,000 soles o de lo contrario el pueblo debería ser saqueado o quemado. (Linch en san Pedro solo estuvo cinco días era una expedición de Merodeo).

El coronel Arístides Martínez y sus fuerzas llegaron a Trujillo y en San Pedro estuvo el sargento Mayor Ezequiel Villarreal.

En Marzo de 1881 establecieron una guarnición en Guadalupe comandada por el capitán Chacón.

En el departamento de Lambayeque en la Hacienda Udima se habían levantado falanges de guerrilleros al mando del General Miguel Iglesias que tenían en jaque al enemigo, estas se habían organizado desde el año 1879. Es así como el 24 de Octubre de 1881 determina mandar dos grupos de guerrilleros para atacar la guarnición acantonada en Guadalupe.
La primera estuvo comandada por Don Belisario Valerea (Los Chorrocas) y Don Benjamín Zapata
La segunda estuvo al mando del combatiente Jose Soberón.

Dos centenares de estos guerrilleros capitaneados por Belisario Valera, entraron a Guadalupe el 25 de Octubre de 1881 sin disciplina ni organización con fuego de fusilerilla por el jirón Independencia y al pasar por la plaza del mercado (hoy Plazuela Albujar) dispararon contra tres soldados chilenos hiriendo a uno de ellos levemente. Siguieron por las calles de la Victoria e Independencia, en el más caótico desorden, llevando el pánico a toda la población. El plan era la sorpresa. Pero los chilenos al mando del teniente Sepúlveda controlo la plaza de armas e hizo retroceder a los guerrilleros después de tres horas de combate. Que emprendieron la huida por el camino hacia pueblo Nuevo y Pachanga.

Las medidas de represalia por el ataque de los guerrilleros fue motivo para que se difundieran diversas versiones que causaron el pánico en la población, aumento el pánico cuando chilenos clamaban venganza, destrucción y ruina. Pero al final los jefes chilenos se convencieron que solo se trataba de una escaramuza.

En Trujillo, el jefe departamental Coronel Novoa al saber que la guarnición Chilena de Guadalupe había sido víctima de un osado ataque por guerrilleros, ordeno que la población fuera quemada y los culpables fusilados

Las medidas de represión ya estaban dadas y se ordeno apresar a todo sospechoso, esto dio margen a la intranquilidad de las familias y al éxodo de los habitantes que huían hacia la hacienda “Lurifico” que entonces era propiedad Francesa.

El mismo día en la tarde, un sargento Chileno que se encontraba parado en la esquina de los Jirones Ayacucho y Junín, recibió un disparo de fusil desde el techo de la casa contigua al establecimiento de calzado de propiedad de los hermanos Albujar, en la que trabajaba como operario Manuel Guarniz y que era de dos pisos. El proyectil sólo logro quemar la parte del lado izquierdo del Kepi, el soldado dio aviso a la guarnición que estaba ocupando el centro educativo de mujeres Nº 80397

Se apresaron a los zapateros como sospechosos, se registró la habitación sin encontrar ninguna prueba delatora, a los hermanos Albujar y a Manuel Guarniz se les condujo al cuartel y se les encerró en una habitación. Los Albujar gozaban de aprecio y popularidad por parte de la comunidad, por cuyo motivo se produjo una inusitado movimiento de preocupación por la mayoría de habitantes, se nombró una comisión para investigar la verdad y prestar ayuda a los detenidos.

En la mañana del día siguiente, el general Secundino Darquea se entrevisto con jefe de la guarnición, quien le ofreció que después de la declaración legal de los acusados, levantaría la incomunicación, pudiendo sus familiares y amigos conversar por un tiempo determinado. Fernando dijo: “Somos y Debemos morir inocentes”, pues estos habían sido condenados a muerte después de la declaración legal.

La comisión investigadora del suceso había recibido información garantizada que el autor del disparo fue un joven llamado Domingo Rubio, que vivía muy cerca de la casa de los hermanos Albujar, el mencionado autor desapareció de la localidad.

En afán de que sean absueltos los reos, la señorita Anita Darquea, hija del General ecuatoriano Secudino Darquea, fue designada Presidenta de la comisión de defensa por su cultura, afable y de comprobada emoción social. Esta realizo una colecta pública en dinero y joyas, los habitantes colaboraron con espontaneidad y entusiasmo sin embargo la gestión fue inútil.

Fernando Albujar escribe una carta al señor Manuel Banda, quien era una personalidad y autoridad distinguida:

Mañana debo ser pasado por las armas, tres soldados me acusan de que de mi tienda habían salido tiros, lo que es muy falso, abrí, registraron, no hallaron nada que denotase tal culpabilidad, y sin embargo soy condenado a muerte.
Muero inocente y esto me resigna a recibir la muerte con paciencia. Le encargo a mi familia, a mi hermano Jose Enrique, que lo que es Justo morirá igualmente conmigo, inocente.
Me preparo a recibir la divina majestad para morir como cristiano, y por consiguiente perdono y pido perdón a todos; le encargo atienda los gastos de esta desgracia familiar hasta que venga mi hermano José que le abonará todo.
Su desgraciado amigo que muere inocente. Fernando Albujar.

La Señorita Darquea, propuso a la comisión de defensa viajar a San Pedro de lloc, para exponer ante el jefe de la guarnición Chilena mayor Villarreal, las razones que podían atenuar la pena de los defendidos. El único transporte que existía era a caballo. Después de una larga deliberación se consulto al jefe departamental chileno coronel Novoa y este contesto “Ayer me dijeron que era culpable. Hoy me dicen que son inocentes. ¡Fusílenlos! Con esta respuesta quedo confirmada la sentencia.

En una mañana clara cuando el reloj marcaba las ocho de la mañana. Ordenaron salir de la prisión a los tres sentenciados y caminar hasta el centro del jirón Ayacucho, luego salio el pelotón de fusilamiento, se agrego el sacerdote Francisco de Paula Rojas, así como algunas personas seleccionadas completaron el triste desfile.

Las victimas llegaron a la entrada del cementerio viejo, lugar de la ejecución, a dos metros de distancia, con frente a la pared del lado izquierdo del cementerio, estaban situados los bancos en los que se sentaron los sentenciados. El sacerdote de Paula Rojas brindo los últimos auxilios espirituales. Les vendaron los ojos y el jefe del pelotón de fusilamiento les otorgó el pedido de gracia.

Justo Albujar y Manuel Guarniz declararon ser inocentes y se entregaban a la justicia de Dios. Fernando Albujar, pidió que se le fusile de pie sin venda, porque los inocentes deben morir mirando la luz del sol.

La señorita Manonga hizo misas y responsos por la intención del eterno descanso de sus almas. El 24 de octubre de 1916 la señorita Josefina Villavicencio directora del Centro Educativo Municipal de Mujeres Nº 236 pide permiso al Alcalde Antonio Malca para que profesores y alumnos lleven flores el 28 del mismo mes.
En el año 1920 el alcalde Manuel castañeda realiza la primera romería y se forma una comisión Pro Obelisco. En 1921 el alcalde Don Ramón Razuri construye una plazuela con el nombre de los héroes y los restos son pasados al cementerio “Tomas Lafora” y colocados en el cuartel San Agustín. En 1953 se remodela la plazuela, en 1955 se remodela el monumento el diseño de la maqueta, diseño y construcción estuvo a cargo de Don Julián Rotulo Matos Ramírez. En 1970 los restos mortales son trasladados la cuartel San Ramon y luego se les traslado al Mausoleo del Parque de la Paz

HÉROES DE GUADALUPE

Todavía percibo en el panteón
El redoble triste del tambor
El toque de diana, lúgubre, fúnebre entonación
El sonido de las balas que ciegan la vida, más no la razón
La marcha de soldados enemigos que pisaron el honor

Nuestros héroes fueron hombres
De firmeza, amor y valor
Ofrendaron sus vidas con honor
Guardando eterno silencio
Por una historia, de Guadalupe mejor

Fernando y Justo Albujar Sayaque
Mártires, inocentes Guadalupanos
La historia dice que fue un ataque
Que inquietó el trabajo de amables y rectos zapateros
Enmudeció, el taller, el martillo y el yunque
El evidente disparo que el Chileno, culpo a los hermanos

José Natividad Guarniz López
Te hiciste llamar Manuel
Ayudante de obrero, sin futura vejez
Pues el sureño guardaba tu destino cruel
Fusilando con tus amigos estaba tu suerte
Con hidalguía recibiste, tú, la muerte

Enfermiza acción del Araucano
Que cargaba desde Chile, ambición muerte y pobreza
Amenazó quemar al pueblo de Guadalupe
Abriendo heridas, en el corazón de mis hermanos
Pretexto buscabas para justificar tu vileza
Cambiando tus penas, por monedas de Peruanos

Todavía percibo en el campo santo
El redoble triste del tambor
El toque de diana de una corneta
El sonido de balas descargadas
En memoria de tres mártires Guadalupanos


Autor: SIXTO MENESES CASTAÑEDA

EL CUENTO DE PEPITA DE TAMARINDO


EL CUENTO DE

PEPITA DE TAMARINDO







SIXTO GENARO MENESES CASTAÑEDA

AGORAFILIA



EL CUENTO DE
PEPITA DE TAMARINDO


Una manera de enseñar
Nuestro diario vivir
Para ser mejores.

Dedicado a mí amigo que llegó a este mundo y vivió una rápida y agitada vida, hizo el esfuerzo para vencer enderezar sus ramas torcidas a pesar de todas las tempestades.

¡Que difícil es ser buen padre!
¡Que difícil es ser buen hijo!
¡Que fácil es perderse!

¡Sin embargo tengo “Fe”!

¿Quieres aprender a manejar bicicleta?

Nunca mires hacia abajo en
dirección de los pedales,
céntrate en el horizonte
encima del horizonte
mira hacia delante,
hacia el infinito

así nunca caerás.

Índice

EL CUENTO DE PEPITA DE TAMARINDO


El Milagro de Pepita de Tamarindo…………….………...

Pepita de Tamarindo viene parado……………………….

La Epidemia Llegó a Guadalupe………………………….

El Robo de Pepita de Tamarindo…………………………

Pepita de Tamarindo y el Día de la Madre………………

Poemas en el día de la Madre……………………………...

Feliz Día Mama………………………………………………..

Pepita de Tamarindo El Deportista……………………….

Los Loritos de Pepita de Tamarindo……………………..

El Ultimo Suspiro…………………………………………….

La Mamá de Pepita de Tamarindo………………………...

Las Parábolas del Padre de Pepita de Tamarindo……..

La Misión de Pepita de Tamarindo………………………..


“EL MILAGRO DE PEPITA DE TAMARINDO”

Había una vez, en el laboratorio de las criaturas, una creación, dos seres un macho y una hembra, eran participe de este poder, y participaban de la creación con mucho amor y mucha responsabilidad.
El Gran Espíritu creador llamo a uno de sus ángeles dentro de sus universos a uno dentro de sus cielos organizados, había ángeles blancos, negros, morenitos, medios amarillentos, y de todos los colores, como lo son todas las especies de todos los astros y mundos privilegiadas como el planeta tierra, y se dirigió, a uno de sus ángeles morenitos, diciéndole “Pepita de Tamarindo” ¿Te gusta esa familia?
El Ángel morenito, miró y dijo ¡Me encantan! ¡Papá Lindo!.- El Gran padre de de este Universos, usando su sacerdocio y su verbo creador dijo: “Baja en nombre de mi amado y sé una bendición en la tierra”. – en cada universo y en cada cielo existe un orden de autoridad, desde el padre, hasta los maestros.
.- Ya tienes una familia agregó - Pepita de Tamarindo obediente bajó, en el laboratorio de su madre y se ubico, como si fuera una mano humana que penetra dentro de un guante. Bajo con la suavidad del salto de un conejo que busca su guarida de protección.
.- ¡Que feliz me siento! Decía lleno de gozo, y se puso negro de contento “Pepita de Tamarindo” y meditaba diciendo, por fin tengo, una madre y un padre terrenal, por fin tengo una familia, por fin podré progresar.
El amor maternal, hizo que la mamá llamada “Faola” se llevara ambas manitas, en señal de afecto por aquella barriga que comenzó a crecer ya dentro de el tiempo, segundo a segundo y así yo estaba creciendo dentro de mi propia evolución, no como “la evolución de las especies”, si no como la evolución de la inteligencia de “Papá Lindo”.
Faola recordó que su esposo, “Chito” le decía, “Pareces una culebra cuando se ha comido un ratón” por que ella era de contextura delgada. Esta expresión le hizo recordar, uno de sus mejores libros que había leído “El Principito” de Antoine de Saint Exupéry cuando el niño había dibujado una boa que se comió un elefante, toda la gente que no tenia imaginación de niño solo apreciaba un sombrero, así era “Chito” de especial un niño grande con una gran imaginación.
Solitariamente “Faola” sonreía de felicidad, ¿Si ya siento que se mueve?, mi hijito, mi primer, varón, presidente, morenito, como una pepita de tamarindo será. ¡Eureka!, ¡eso es!, a mi hijito así le llamaré “Pepita de Tamarindo”. Debo apresurarme en hacer las cosas, así, tengo que limpiar el cuarto de la casa, ir al mercado, preparar el almuerzo, no debo olvidar de tomar la medicina, esa doctora del policlínico Sant Rosie me cambiaba los remedios en cada semana de visita, los pomos, las pastillas ya están, amontonados con diferentes etiquetas de nombres raros. Aquí en este cuarto no se puede ni dar la vuelta, la cama, la silla, la mesa, la cocina, todo tenia sitio pero aun así estorban. Este cuarto es muy chiquito; encima el alquiler es demasiado caro. ¿Cuándo tendré una casa grande, propia, de material noble? con muchos cuartos, con adornos, con plantas, con una hamaca, y muchas ventanas, ¿Cuándo será? - Meditaba y soñaba despierta la mamá Faola.
Pepita de Tamarindo se movía de un lugar, para otro, placidamente, como un pez en un acuario, era un proyecto de ser humano sin embargo sentía que lo amaban, lo cuidaban.
Un día sintió, que papá conejo Chito, puso su oreja grandota, mas grande que mi tamaño, que hizo cosquilla en la panza de mamá Faola, tratando de escuchar mis ruidos, mamá insistía diciendo “Allí está” yo lo siento y se que el, te siente.
Papá decía; poniendo una actitud de sabio como “El Pensador” de Rodin o del poeta Cesar Vallejo,… pero si todavía es muy pequeñito. - tú estas loca sentencio. ¿Yo no escucho nada?.... Pero después cambiando de actitud…pues había escuchado algo y dijo “Pepita de Tamarindo”…estas alli… te voy a decir un secreto… ”Te Quiero Mucho”; y ese fue el secreto para toda la familia “Te Quiero Mucho”, este secreto para que tenga efecto de magia tenia que decirse con mucho sentimiento muy despacito en la oreja del escuchante, luego agregó seguiré sacándome la mugre trabajando en el taxi para que tu tengas de todo.
La casa alquilada era muy pequeña y la Capital del Perú era muy grande, para esta nueva familia, todos los días la Gran Ciudad de los Reyes crecía, las niñas se estiraban como señoritas cuando encontraban a un apuesto príncipe azul y siguiendo el cuento de hadas las que se casaban se mudaban a vivir en cuartos de todas las formas, en departamentos o en casas pitucas las que llegaron a ser las mas suertudas. Los caballeros se hacían señores, sin haber usado nunca, ni sombrero, ni bastón que los distinga. Las cosas ya habían cambiado en esta sociedad ahora eres señor si tienes harto billete, empresa o político congresista. Los niños y niñas se hacían adolescentes y púberes durante el verano, pues las hormonas funcionan con la edad. Con el invierno, los viejos se hacían más viejos, algunos maltratados por los años ya tenían sus barbas en remojo en algún asilo. La ciudad estaba lleno de especies exóticas, era curioso verlos saltar a los niños, correr levantando la mano pidiendo un taxi a los adultos. También estaban los otros, los medios raros, los chimbombos y las que se dedicaban a las más viejas de todas las profesiones, paradas en la tradicional avenida como si fueran las mariposas nocturnas, esperando algún usual eléctrico viejo cliente, algunas de estas señoras que ejercían esta actividad de zorrear, estaban viejas, gordas barrigonas y amargadas por la calidad de decisiones que habían tomado durante gran parte de su vida, pero la mayoría de damiselas eran muy buena gente, muy bonitas y alegres movían su colita cuando avizoraban algún cliente, agrandaban sus grandes ojos en señal de coquetería con algún punto, lograban que se confunda el perfume barato con la ropa provocativa diminuta con lo sensual y sexual. También estaban las ratas de dos patas, esperando algún distraído incauto esperando el arranchon, el bolsiqueo, el cuadre, ellos enseñaban sus tatuajes y marcas en sus cuerpos como símbolos de guerreros delictivos. Por algún parque los drogos que se ponían duros como un ladrillo. También estaban los enfermitos y las enfermitas, en otro lugar estaban las chaperitas al vuelo con sus huecos que un buen taxista debía conocer. Los cuentistas y los idos, los que se hacían los locos. Todos levantaban la mano pediendo un taxi amarillo. En esta ciudad, había de todo y si no te cuidabas podías amanecer bien frío, por algún basural del rió hablador o en una zanja de algún alcantarillado ensartado como el rico anticucho Limeño.
Meditaba papá Chito dentro de su Taxi - ¡Tengo que sentir en el timón al cliente!, si sientes que no esta bien, simula que el carro se malogró, justo por donde están los “tombos” con sus uniformes de color alfalfa y asunto arreglado. ¡Piensa siempre que Pepita de Tamarindo te necesita!
En la noche papá llegó de trabajar, y mamá se apresuró a llamar a la vecina doña Concho, para que le aplicara la ampolleta que le había recetado la doctora del policlínico.
Esto era la rutina diaria: taxis, dinero, compras, doctor, recetas, remedios. ¡Caramba como se gasta en esta ciudad, nunca alcanza el dinero! ¡Este gobierno es el culpable! ¡Los ministros y los congresistas tienen unos sueldazos y no aportan en nada en solucionar los problemas de los peruanos! ¡Los periódicos dicen, que de escolaridad han cobrado un chuchunal de plata en nuevos soles cada uno, mientras que los maestros recibirán solo unos centavos cada uno, pero para pagarle a los maestros es necesario subir la gasolina, el gas y el petroleo! En otras palabras los taxistas como yo pagaran a los maestros por que somos los que más compramos y consumimos gasolina todo el día.
A mamá Faola le pareció una eternidad, cuando penetraba el líquido de la inyección en su cuerpo, se comenzó a sentir media rara, y yo “Pepita de Tamarindo” también; logre exclamar sin que nadie me escuchara ¿Qué me pasa, Dios mío?
Mi madre piensa en mi, su “Pepita de Tamarindo”, como un presentimiento de que algo no está bien, ¿Dios mío, que no me haga mal? Yo siento su pensamiento, estamos conectados por el cordón de plata, mi pequeño corazón late con fuerza, tum, tum, tum…el de mi madre suena igual tum, tum, tum…pero más fuerte. Saben en este lugar se pueden sentir todos los ruidos pero muy aumentados. Yo aprendí a tocar tambor con el sonido del corazón.
La vecina le pregunta a mi madre, ¿se encuentra bien? Al notar su palidez.
Mamá coneja responde que sí, moviendo la cabeza afirmativamente…pero estaba dudando dentro de si… algo estaba mal… lo presentía.
La señora doña Concho se despidió, diciendo que tiene que calentar la comida para su esposo y para sus hijitos, camina y traspasa el umbral de la puerta de la casa, voltea mira como dudando, mueve la cabeza, como si quisiera decir mejor me quedo, pero decide macharse, su figura se pierde por la penumbra del oscuro corredor del fondo.
Comencé a sentir comezón en mi pequeño cuerpo, por las piernas, por el cuello y por la cara, mamá Faola también está sintiendo lo mismo. Que en ese momento estaba en el baño.
¡Chito me siento mal! – Exclama Faola abriendo la puerta del baño– desesperada.
¡Oh Dios! – te estas intoxicando, espera, tranquilízate - exclamo Chito, llamare a la vecina, ¡Doña Concho! ¡Doña Concho!, Faola se está intoxicando – se oye el grito en el corredor y se sienten pasos apresurados como respuesta.
La vecina presurosa entró en la habitación - ¡Por todos los santos! Tenemos que aplicarle una ampolla para la intoxicación lo más rápido posible - ¡Corra don Chito, vaya a la farmacia de prisa!
Chito, baja las escaleras y recorre los cuatro pisos, muy de prisa, y se dirige a la Botica más cercana acelerando el taxi, escoge mentalmente la de la esquina, llega y esta estaba cerrada, ¡mala mi suerte!, pensó, buscó información para saber cual estaba de turno, en un letrero medio borroso, que apenas se podía distinguir botica de turno Carhuaz. De prisa subió a su carro y aceleró en dirección contrario al tráfico, logró llegar a la botica, y dice ¡Por favor mi esposa, se ha intoxicado con una ampolla! ¡Véndame algo para contrarrestar el efecto!, el boticario presuroso le alcanzó una ampolla para la intoxicación, después de darle todas las indicaciones del caso, le cancela y presuroso Chito sube a su carro, acelera y retorna, sorteando algunos carros y transeúntes, logra escuchar algunas lisuras y recados para su progenitora, los taxistas, no soportan que le nombren a su mamá, pero Chito el conejo taxista no tenia tiempo para responder agresiones y lisuras, estaba de prisa - ¡Tengo que llegar! Se daba ánimo así mismo. – El chirrido de las llantas era señal de una frenada de parada, cerro la puerta, y subió los cuatro pisos, saltando de dos en dos los escalones de la interminable escalera. Llego a la casa que estaba con la puerta abierta y dijo ¡Aquí está! – Doña Concho tomo la jeringa, la preparo e inyectó el nuevo líquido.
Faola estaba totalmente intoxicada, su cara estaba llena de bultos, igualmente su cuerpo. El efecto de la nueva ampolla fue violento, Faola comenzó a sudar, a tener diarrea y a vomitar. Las entradas y salidas del baño eran frecuentes. Todos estábamos asustados, en una de las salidas del baño muy pálida, congestionada y llorando a gritos dijo; ¡Pepita de Tamarindo se muere! ¡Se muere! ¡Se me viene! ¡Se me viene! Y un hilo de sangre rojo vivo corría entre sus piernas blancas.
Petrificado Chito, solo pudo decir, ¡Señor de los negros por favor no permitas que esto suceda! ¡Sálvalo Dios mío! ¡Detenlo!...
Y sucedió un milagro, Dios se acuerda de las suplicas de los hombres “Llámame y allí estaré”, se acuerda de las Pepitas de Tamarindo y de los taxistas como mi padre. El hilo de sangre se detuvo, no se como, pero se detuvo. Y doy testimonio que en aquel lugar sucedió un milagro, ¡un milagro de Papá Lindo!
Fuimos al hospital por emergencia pero este estaba en huelga, así es este país, todo el mundo se ponen en huelga, los maestros con su SUTEP, luego los mineros, siguen los de construcción, los transportistas y por ultimo los de salud, con excepción de los taxistas. Estos como mi padre Chito ruegan que existan huelgas y que pare toda Lima.
Pero hoy ¡No!, no tiene que ser así, tienen que atender a mi amada esposa, suplicaba el taxista de mi padre.
¡Acaso van a dejar que se mueran los inocentes! ¡A donde están los médicos! ¡Donde está el juramento de Hipócrates! ¡Los enjuiciaré! – Levantaba la voz Chito – esperando conseguir atención.
¡Cálmese señor, si lo vamos atender! – Dijo el enfermero – Espere allí, por favor.
¡Esperar!, ¡Esperar!, en este país todo se espera, ¡ya me canse de esperar entendió! ¡Ya me canse de esperar!
Y la coneja Faola fue atendida, le midieron la presión, le pusieron el termómetro, y le aplicaron una inyección, que resulto ser sólo para el dolor.
.- ¡Ya esta estable!- hablaba con seguridad el supuesto doctor con aire de haber solucionado el problema, mirando con atención a la paciente.
El comentario de regreso al departamento de dos habitaciones, no se dejo de esperar, mientras conducía mi padre su propio “Taxi”… decía ¿Estuvimos hasta las tres de la mañana solo por una inyección para el dolor?...Así se engaña en este país, la capital sigue creciendo y los taxistas siguen llevando enfermitos a los hospitales, en “ese” lugar les ponen una inyección, con un nombre raro, que resulta, que es lo básico para el dolor, la gente sale con un poco de paracetamol, antalgina en su buche, claro, con otro nombre, se tiene que combatir el dolor físico, así es este país, está lleno de mentirosos y gente lleno de dolor, se necesita una mentira para engañar a lo físico. Pero el dolor del alma no lo pueden adormecer, ni siquiera esto pueden, estos locos de la medicina.
¿Saben?, otro taxista lo lleva a su casa, si Uds. Hacen su cuenta, las carreras en taxis le salen más caras, que las pastillas y las inyecciones juntas; pero así, es este país. Todavía existen tontos, como “yo” en este país, si tú, te quejas, nadie te hace caso, y si te sigues quejando te convencen que estas loco y te mandan al manicomio “Larco Herrera” o te meten en la cárcel…por ser un antisocial, claro para justificar tu permanencia por largo tiempo en el canasto, tendrán que rotularte como terrorista, secretario personal en logista de Abimael Guzmán y meterán en tu casa una camionada de propaganda de Mao Tese Tung con unos paquetes de pasta si te libras de “terruco” te enchufan de “narco” así está la cosa.
Llegan a casa Faola se queda dormida… Chito la observa, no tiene sueño y pide a Dios que todo salga bien, es una oración de silencio esa que sale de adentro. Dirige su mirada sobre la mesa y ve un periódico del día anterior, le llama la atención un titular que dice “Gobierno estudiará la renta básica del teléfono a pedido de los usuarios” y en sus pensamientos comenta; ¡eso si está bien!, por que tenemos el teléfono más caro de Latino América, los peruanos pagamos 16.50 dólares mensuales por las puras albóndigas, Brasil paga 9.24 dólares, Chile 8.25 dólares, Venezuela 7.48 dólares, Ecuador 6.94 dólares, Uruguay 6.03 dólares, Argentina 5.00 dólares, Bolivia 3.58 dólares, y Colombia 2.00 dólares ¿por que taitita los peruanos somos tan cojinovas?

PEPITA DE TAMARINDO VIENE PARADO
Mamá Faola fue llevada a una doctora particular; la que receto reposo absoluto durante todos los meses que faltaban de gestación y cambió toda la medicina. La Doctora sentencio “Esa medicina recetada en el puericultorio la boten a la basura”. Luego dijo “Ese bebe está muy enfermo” señaló con su índice en dirección de la barriga de Faola, está luchando con toda sus fuerzas por sanarse ustedes tienen que ayudar ¡está claro¡ Era verdad Pepita de tamarindo ya no se movía como antes, había buscado un mejor lugar para estar protegido en el fondo de la placenta, la nueva medicina le dio aliento para seguir con su desarrollo.- El sabía que lo querían, aunque no comprendía lo que había sucedido, solo sintió una fuerza que lo llevaba hacia abajo, como la repunta de un río que lleva el agua al mar, instintivamente había subido hacía arriba, como si supiera que las cosas estaban muy mal, luego sintió el sufrimiento y dolor de su madre, por medio de su cordón umbilical, con esta cosa se comunicaba con mamá Faola, por aquella tripa, recibía alimento, y sentimientos, a veces sentía la música y sentía emociones, cuando papá Chito estaba enojado ¡Yo lo sabía!, pero cuando mamá Faola se enojaba sentía un terremoto dentro de mi bolsa de agua, creo que en ese momento, ponía mis manos juntas, suplicando y orando a Papá Lindo para que calme a mi mamá. ¿Yo no se, por que los adultos no comprenden estas cosas? ¿Yo no sé, por que lo han olvidado?, si ellos han pasado por lo mismo. Yo soy tan chiquito y tengo que soportar algunas veces, la adrenalina que me hace saltón, el oxigeno y anhídrido carbónico que me ahogan, el azúcar y la sal en cantidades no recomendables. En este lugar aprendí mi curso de química, física, biología, ciencias sociales, sin necesidad de estar en el colegio y por ratos me pongo a filosofar con el dedo en la boca, otras veces me pongo esotérico y hago la flor de loto en profunda meditación. El lugar es muy cómodo, es una buena piscina sin trampolín, un estadio sin arcos, un parque de diversiones, siempre y cuando las emociones de mamá estén controladas. Se había dañado una parte, del tejido, pero la medicina oportuna había comenzado a repararlo, aquí adentro es un laboratorio, donde el propio organismo trabaja, se tiene que estimular, algunos sectores con fe, con amor, con ganas de vivir, con una buena dosis de medicina, una buena oración y comienza el milagro, es una maravilla las creaciones de Papá Lindo.
.- Mi padre Chito tuvo que trabajar de día y de noche, en su taxi y en el repartimiento de medicina de un laboratorio a las farmacias. Mi padre chito era un hombre moreno grandote, rudo, fuerte de una voluntad de acero, con una lógica natural propia, así que tuvo duplicar su esfuerzo para que yo y mama Faola tuviéramos lo que necesitábamos, el tuvo que cocinar, por muchos meses y lo hacia apurado pero bien rico, y yo seguía creciendo y poniéndome fuerte, en este lugar calientito, flotando en esta agua amniótica, ya tenía siete meses, y por rato me daba volantines o ponía a jugar un poco de fútbol con una pelota imaginaria, tirando patadas por todos lados, pero el recuerdo del primer mes hacía que mi cabeza siempre este hacia arriba, así aprendí a jugar basketball sin querer queriendo.
.- Mamá decía a mi padre… ¡Toca aquí!...este hombrecito esta tirando patadas… ¡Toca a aquí!...mamá no se como pero ella sabia que yo seria hombre, las mujeres tienen el sentido de la intuición más desarrollados que el hombre, ellas pueden presentir cosas antes que sucedan.
.- Mi padre ponía su gigante mano, esta era mas grande que mi tamaño, y exclamaba… ¡Lo siento! ¡Lo siento! Y luego agregaba lo que sería nuestro eterno secreto…”Pepita de Tamarindo te quiero mucho”. Mas tarde descubrí que el secreto era para todos mis hermanos este descubrimiento me causo cierto enojo, yo quería que el secreto fuera solo mío, pero luego comprendí que era un sentimiento egoísta propio de mi edad.
Yo sentía sus sentimientos, me daba ganas de decirle “yo también te quiero”…pero yo no sabía hablar. Así que tire un par de patadas en dirección de su manazo, para que sepa que, “Yo lo sabía” y luego grite Goooooooooooool de Alianza Lima. “Alianza Lima Corazón” y dale U y dale U
.- Mi mamá Faola, viajó a la tierra de héroes y filántropos la hermosa ciudad de Guadalupe, en la burrita empresa de Nor Andino, así le llamaba mi padre a esa agencia, por que llevaba de todo, hasta “pepitas de tamarindo” transportaba.
Todos comentaban que la fecha de mi nacimiento estaba cerca y que en la cúatricentenaria ciudad con mis abuelitos estaría más cuidado y que Faola estaría más atendida…Guadalupe era mi destino, allí tendría que nacer.
Ni bien llegue en la barriga de mi mamá, me llevaron al doctor por si acaso, el viaje había sido bastante movido. El Doctor Urbina diagnostico, esta criatura viene parada, medio atravesada, y volteado, así que, le tendremos que practicar una cesárea, por que además, tiene Ud. caderas estrechas. El galeno midió la barriga y dijo; lo programaremos, para el 20 del mes de Julio, la atenderé a Ud. cada quince días, para que pase consulta y así, poder seguir evaluándola.
.- ¡Yo ya tengo que salir de aquí! ¡Tengo que conocer el Mundo! Esa fue mi determinación libertadora, mi carácter siempre ha sido muy independiente, así que a los ocho meses, apuré a mamá Faola, para que fuera al hospital.
.- Mamá había estado toda la noche con dolores, fue al hospital y el médico que la vio dijo; ¡Señora todavía le falta un mes, así que váyase a su casa!
.- ¡Me duele mucho! Protestó Faola, ¡y no me iré de aquí! llamen al doctor Urbina.
.-Bueno yo tengo que atender a otros pacientes y no perderé mi tiempo, dijo el galeno, caminando en dirección a unas de las puertas blancas con cara de ofendido.
.- Yo sentía que mi madre lloraba, ella presentía de mis intenciones, y yo también lloraba, pero mi grito era silencioso, me apresure a juntar mis manos y me puse a orar, me acordé de mi padre de los cielos, “El” y sus ángeles me habían enseñado hacerlo, recordé, cuando era un angelito, allí conocí a los que serían después mis hermanos puesto que yo soy el primogénito, “El” me dijo: “Cuando tengas dificultades, llámame, y si lo pides con fe, yo acudiré”, pero pide con “fe”, no dudando nada, porque el que duda e semejante a la ola del mar, que es movida por el viento y echada de una parte a otra y en verdad no tardo en hacerlo, claro a su modo y con su lógica, que no es la lógica ni los pensamientos de los hombres de este mundo. Saben el error de los seres humanos es que ellos piensan que Dios tiene sus misma lógica, ética moral, religión y leyes, los humanos se hacen dueño de Dios, diciendo “Dios mío, Dios mío” y son tan egoístas que quieren que “El” piense como cada uno de ellos. De la apostasía y del propio egoísmo salen tantas religiones y sectas de los hombres.
.- Una obstretriz dijo a mi mamá, señora, deje que “yo” la examine, pero cuide de que no se entere el Doctor, si no me riñe, por que Ud. no es mi paciente. Faola se tendió sobre una de las camas de emergencia, la obstretriz, comenzó a examinar y de repente lanzó un grito diciendo enfermera,… ¡Una camilla! ¡Una Camilla!, la fuente hace rato que ya se rompió, varias personas de blanco, llegaron con una camilla, la subieron en vilo y en el camino comenzaron a sacarle la ropa, y le ponían la bata verde señal de paciente, cuando llegó a la sala de operaciones ya estaba lista, le pusieron la anestesia sólo local e hicieron la cesárea en pocos minutos…”Pepita de tamarindo” estaba afuera, más negro de lo que era, los médicos luchaban por hacerlo reaccionar, el hombre estaba ya morado, hasta que por fin se escucho el grito..Añe, añe, añe añeee se escucho su grito por el pasillo. Todos los que escuchan este grito no se por que, pero se alegran y muestran una sonrisa.
En ese momento, como magia, olvide, que había estado dentro de la barriga de mamá Faola y también olvide que había sido un ángel, aunque seguía viendo a ángeles pero ya no sabia que lo eran, pero estaban tratando de jugar conmigo mientras fuera inocente, olvide lo hermoso que fue estar con papá lindo, olvide tambien los ocho meses que estuve en la panza de mamá Faola, es como si me pusieran una venda en mis recuerdos, de mi primer estado, es decir cuando estuve en la presencia de mis padres celestiales y mis hermanos celestiales. Ese era el precio de este segundo estado terrenal, mi espíritu había entrado a un cuerpo de carne y hueso, había olivado todo, para poder hacer uso de el “libre albedrío” de el dependía ahora mi progreso en este mundo de humanos.
El galeno, ahora luchaba por estabilizar a mamá Fabiola, que se había puesto mal, pero mamá aunque era flaquita tenía mucha fe, amor y fuerzas. En su corazón y en su mente repetía, mi “pepita de tamarindo” llegó parado, llegó parado…gracias a Dios…llegó parado…y recordó la escritura: “Quien oye mi voz yo lo conozco y le doy vida eterna y no perecerá jamás, ni nadie podrá arrebatármelo de la mano”.
“Pepita de Tamarindo” terminó en una incubadora para bebes prematuros, el pañal blanco era más grande que el pequeñito moreno, y “el negrito” resaltaba en la blancura.
.-Papá Chito miraba desde afuera, a través de la transparente luna, una enfermera, amablemente le indicaba…ese morenito pequeñito, ese es su hijo. Que emoción y felicidad sentía, por dentro, soy parte de una de las creaciones del Gran Elohim, filosofaba, estoy preordenado a traer espíritus a este mundo, soy conciente que existen muchos espíritus que necesitan cuerpos en el mundo de los espíritus, estos necesitan pasar sus propias experiencias, necesitan aprender aquí y ahora, todos los hijos de Nuestro Padre Celestial vendrán de esta forma, que suerte la mía que se me encarga cuidarlo en la tierra dentro de una familia, haré todo lo posible de que sean las mismas características de las del cielo como dicen las escrituras.

LA EPIDEMIA LLEGÓ A GUADALUPE
“Pepita de Tamarindo” ya cumplía tres años, era un morenito con rulos, su cabeza era puro canutos largos, grandes y finitos. Mamá Faola preparaba una chocolatada para celebrar la Pascua o Navidad…Mamá Faola comentaba que en la Biblia internacional decía que la Pascua era cuando en los días de Moisés el antiguo Israel fue liberado de su esclavitud temporal en Egipto mediante la intervención del señor Jehová. Para conmemorar este hecho, se les mando observar la festividad de la Pascua. Esta festividad tenía por objeto recordarle dos cosas: Primero que el ángel de la muerte pasó sobre las casas y los rebaños de Israel, mientras mataba a los primogénitos, machos y bestias de los egipcios cuyas puertas no estaban marcadas con la sangre del cordero; y segundo que Jehová era quien los libertaba, el mismo ser que en el debido tiempo vendría como Rey-Mesías para obrar le expiación infinita y eterna. Que luego después la mayoría de Iglesias cristianos de todo el mundo habían conciliado para celebrar la Pascua o Navidad el 25 de diciembre como el nacimiento de Jesucristo, pero que ella sabía que el nacimiento más bien coincidía con el mes de Abril que era la época que había pastores y pastos por esos lugares. Todos quedaban con la boca abierta cuando Faola hablaba de cosas de la Biblia.
Mamá dejo de mover el chocolate para atender a “Pepita de Tamarindo” que comenzó a vomitar como chisguete de carnaval, papá Chito fue a la farmacia para tratar de aliviar la enfermedad con algunas recetas, se pensaba que era cuestión del estomago, pero los remedios no hicieron su efecto esperado.
La Navidad fue triste física y espiritualmente. Como es triste, para muchos niños que no tienen juguetes, con sus caritas tristes miran los carritos, las pistolas, los soldados, aquellas cosas que venden los comerciantes en la plaza de armas. Algunos con sus pantalones rotos, solo ven y juegan con tarros jalados con piolas, mientras que otros niños con pantalones de marca, lucen y hacen gala de una bicicleta montañera con cinco cambios, un carro con batería cuatro por cuatro, un nintendo que no lo comparten con nadie, una computadora para jugar. Como también es triste para muchas familias, que no parten una empanada, ni un panteón. A veces el feliz Navidad y el Jo Jo Jo de Papá Noel sonaba a burla, otras veces daba alegría o una esperanza de no se qué.
.- Mi papa Chito solía decir: “La Navidad solo debe ser familiar y no comercial, estos cuadros de la vida me deprimen, sin embargo es una oportunidad para que los adultos se vuelvan buenos, generosos y trabajadores “Hay una razón oculta en toda esta acción” La Cosas no suceden por casualidad ni por azar si no por alguna razón” “No hay mal que por bien no venga”
.- Pero “Pepita de Tamarindo” estaba triste de enfermedad y no quería saber nada, de Navidad, ni de juguetes, ni de niños pobres, ni de niños ricos. Y no sabía ¿Por qué? Todo le molestaba. ¡Estaba de mal genio! Y el no era así, sentía una cólera desde adentro del cuerpo que le subía a la cabeza, el no quería sentirlo pero lo sentía.
.- Chito llegó de la Chacra donde sembraba arroz y mi madre se aseguró, que me diera una bendición de salud, mi padre puso sus manos sobre mi cabecita, sobre mis rulos, como si lo hubiera hecho el mismo Jesucristo y oró con ternura y con autoridad reprendió a la enfermedad, cosas que ahora los humanos han olvidado. Luego me llevaron al doctor, el galeno me examino, diciendo que abra mi boquita y me metió una paleta que me ahogaba y dijo que eran los bronquios y que los vómitos, eran de la inflamación de la garganta, mi padre expresó que la forma el vomito no era normal, es que era, como chisguete, el medico examino los oídos y preguntó si había tenido algún golpe en la cabeza, y mis padres recordaron, que hace algún tiempo había sido atropellado por una bicicleta, y “Pepita de Tamarindo” había dicho “Las llantas de la bicicleta paso por mi cabeza, si pasa por mi panza me mata” todos rieron de la ocurrencia.
El doctor examinó los ojos y dijo, si prosigue el vomito, que hoy no tiene, le tomaremos una tomografía, para descartar un posible tumor, diciendo estas cosas escribía las recetas.
Al salir del consultorio teníamos que bajar por una escalera de cemento muy empinada y alta, mi padre resbaló y “Yo” estaba con “El”, bendita mi suerte, me envolvió en el aire con sus brazos, para protegerme, y aterrizamos en la calle, mi padre se hizo el valiente parándose rápido, me miro, y decía que no le dolía nada.- En realidad si le dolía, por que se había raspado la espalda, pero la preocupación, por mí persona, era mayor.
.- La medicina que me dieron me hizo peor protestaba “Pepita de Tamarindo”, ahora ya tenía fiebre, mis padres me llevaron a otro doctor, y dijo que tenía una posible fiebre intestinal, por el dolor que tenía en la boca del estomago. Me recetó medicina que al tomarla me agravo.
.- Sin embargo mis padres tenían la esperanza que surtan efecto pasando algunas horas… la vecina Natalia una gordita blanca vino a visitarme y me miro, y dijo la palabra acertada “Este negro tiene hepatitis” “Miren sus Ojos” todos me miraban como bicho raro, y dijeron todos a la vez. “Los Ojos están amarillos verdosos”…como el increíble Hulck.
.- Tengan cuidado, por que es una enfermedad contagiosa. Sentenció.
.- Volvimos a llevar a “Pepita de Tamarindo” a otro doctor y confirmó la hepatitis, explico que era un virus, que atacaba al hígado, y que por ser una enfermedad viral no había remedio que lo curara, que la enfermedad tenía que seguir su proceso, y solo recetaba vitaminas del complejo “B”, que evitara moverse mucho…reposo absoluto remarcó.
A partir de allí “Pepita de Tamarindo” siguió empeorando. ¿Cómo hacer para que un niño de tres años no se mueva? Se interrogaba Chito.
.- Comencé a desconocer a mis padres, les decía; ¿Quienes son Uds.? ¿Por qué me alzan?... ¡bajame!...los pateaba…les daba de manazos y los mordía. Cuando me ponían en la cama les decía; ¿Uds. No me quieren? ¡Por que no me alzan! Esto se repetía a cada momento, de día y de noche, mis padres se turnaban, para cuidarme, y ya estaban destrozados físicamente, por el esfuerzo, y por que no dormían, ni yo tampoco, y “Yo” estaba totalmente verde…como un marciano, nadie me visitaba ya, se pasaron la voz de la hepatitis y todos los del barrio se ausentaron, decían que “Yo” era una plaga contagiosa.
Así me quede sin amigos. ¿Para que son los amigos? Si ya sé; solo para jugar, para hacer palomilladas, pero cuando uno está enfermo o en desgracia ¿A dónde están?...yo tampoco tenía, genio para verlos, solo tenía deseos de “Agarrarlos a patadas” no solo a ellos si no a todo el que se me acercaba, y no sabia por que.
.- Mi padre Chito dijo a mi madre Faola, ya no podemos más, nosotros nos vamos a enfermar también, tenemos que hospitalizarlo.
.- Me llevaron en el camión de mi abuelo “Julio el dulce” y pasamos por la casa de un amiguito que tenia la misma enfermedad, sobre paramos por el trancito, su casa estaba en la esquina, había mucha gente, lo estaban velando, hijo de un prospero Industrial, este había muerto de hepatitis, había flores, y sus familiares lo estaban llorando, su padre, un hombre de mediana estatura colorado llamado Don Lucho, era un hombre importante en todo el Valle de Jequetepeque y se sintió por primera vez, impotente, ya que no pudo vencer a la muerte, a pesar de su inmensa fortuna, su hijo había sido tratado por los mejores médicos de Lima, el pequeño había muerto por recaída y había sufrido de la misma enfermedad que ahora adolecía “Pepita de Tamarindo”
.- Mis padres se miraron, me miraron y suspiraron profundamente, escapando algunas lagrimas, el camino hasta el hospital de Chepen, se hizo en un total silencio, solo las lagrimas rodaban por las mejillas, sin convertirse en llanto y los pensamientos se habían unificado y decían; “Pepita de Tamarindo” ¡Tienes que salvarte! ¡Tienes que salvarte! Pero se seguía conduciendo en silencio, no se decía nada, se podía sentir el ruido del aire y del motor del vehiculo. Llegamos, bajamos y entramos al hospital, y “pepita de tamarindo” se puso agresivo otra vez, mordió el brazo de papá chito, lloraba y gritaba. Talvez, “El” presentía que lo dejaríamos allí sólo. Los hospitales son fríos y la gente que trabaja en estos lugares son como las paredes de cerámica duras y frías.
.- Un auxiliar le inyecto un calmante, con la intención de dormirlo. El hospital estaba lleno de emergencias, “Pepita de Tamarindo” seguía agresivo. Otra auxiliar de enfermería al notar el escándalo que el negro hacía, le colocó una segunda inyección, antes de terminar su turno. “Pepita de Tamarindo” seguía agresivo, la auxiliar que le tocaba el nuevo turno, al notar el escándalo y los gritos le puso una inyección más. Cuando el Doctor se dio cuenta, el niño estaba en sobre dosis y gritaba a todo mundo semejante irresponsabilidad.
Y yo “Pepita de Tamarindo” me dormí profundamente, soñando con aviones que suben al cielo, bosques encantados, con flores hermosas, paraísos perdidos con alguna Isla del tesoro, buscando por ratos al gato con botas, cazando al lobo antes que se coma a Caperucita Roja, con la piedra del batan donde mis padres hacen sus oraciones, con guitarras eléctricas que llenan de música todos los espacios, así estuve varios días, me pusieron en una habitación que tenía un letrero que decía AISLADO. Felizmente, para mi suerte tomaba biberón dormido, esa era mi costumbre, desde que nací.
.- Faola me llevaba agua de la Flor del Overo, era una planta silvestre que crecía en el campo a orillas de una acequia, en los parques, en algunas casas con huertas, que daba una florcita amarilla, la preparaban como agua de tiempo, me la acercaban a mi boca en mi biberón y yo me la tragaba dormido anestesiado. Mi padre Chito se quedaba conmigo, ya que meses atrás, había sido vacunado contra la hepatitis por un joven predicador misionero, y esto lo hizo inmune a mi enfermedad. Nadie mas se acercaba a mi habitación de aislado, por que ya se había detectado que era Hepatitis infecciosa. Hasta a mi madre le prohibieron acercarse a mi cuna, y ordenaron que se tuviera que vacunar el resto de la familia.
Había hepatitis común, también las de tipo “A” “B” “C” y entre ellas la de carácter infecciosa mortal. La que tenía yo, del promedio de un millón, de los que padecían sólo uno vivía, y tenía que tener la condición de ser niño fuerte. Todos los adultos que la padecían morían, por destrucción total del hígado, los niños tenían la ventaja de poder regenerar este órgano mas rápido que los adultos.
Además el virus sería, un huésped para toda la vida de los que lograban sobrevivir y en cualquier momento volvería a atacar la enfermedad, si es que se llevaba una vida desordenada. Así decía el, pequeño librito que mi padre leía para saber contra que enemigo maligno estaba luchando “Pepita de Tamarindo”
.- Dejo mi padre la lectura, por que le asustaba y por que se le hacia un nudo en la garganta, y meditando en estas cosas, se acerco a mi cuna a mirarme, y noto que algo raro me estaba pasando. “Pepita de Tamarindo” se estaba hinchando, la cara los brazos. “Esto no decía el libro”, Mi padre salió apurado de mi habitación y se fue en busca del Doctor.
.-¡Doctor! ¡Doctor! ¡Mi hijito se está hinchando!, ¡se está hinchando, atiéndalo por favor!...
El doctor muy calmadamente, puso una de sus manos en el hombro de mi padre, y dijo; bueno, ya llegó a la fase crítica de la enfermedad, tiene que Ud. que preparar a su familia y hacer los preparativos para un funeral… Mi padre se quedo mudo y agrandó los ojos y luego los achico, como queriendo no creer lo que estaba escuchando, talvez no había escuchado bien, así que agudizo los sentidos de intelectual…el medico prosiguió, se esta hinchando y luego interiormente se romperán arterias y venas y fallecerá de hemorragia interna, de gracias a Dios que sigue dormido así no sufrirá, ni sentirá dolor. ¡Lo siento mucho! ¡Nada puedo hacer! ¡Ud. es fuerte y seguro que lo comprenderá!
.- Mi papá Chito decía, ¿Pero esto no dice el libro?, no puedo creer lo que estoy escuchando, ¡No! ¡Esto no puede estar sucediéndome a mí! Pesadamente volvió a la habitación, miro y dijo; “Pepita de Tamarindo” ¡No te mueras!, sus ojos se llenaron de lagrimas, y exclamó ¡Donde estas Dios! Y sintió sed, la boca estaba seca y se acordó que estaba ayunando, desde hace varios días, es decir no ingería alimento ni tomaba agua voluntariamente, con el fin de acercarse al creador e invocar la bendición de que “Pepita de Tamarindo” se sane…vino a la memoria una de las escrituras; “Esta enfermedad sale con mucho ayuno y mucha oración”…volvió a decir; ¡Donde estas Dios! ¿Y quien soy yo para hablar de Dios? Se había desatado una guerra interna…y se respondió; ¡Un microbio en el Universo! ¿Y si el doctor se equivoca? Y luego entró el razonamiento, el libro dice; “De un millón de niños, solo se salva uno! ¿Por qué Jesucristo no puede ser Pepita de Tamarindo? ¿Dime, contéstame, por que no puede ser el? Y suplicaba con más fervor a Dios, diciendo: “Bendito Padre Celestial, en nombre de tu hijo Jesucristo, mi hermano mayor….te suplico….te ruego….por el poder que pusiste en mi…por mi sacerdocio…” Y así oraba…Escucho unos golpecitos en la puerta, volteo y era Faola, su querida Faola, la miro y sintió compasión en su corazón, y se pregunto interiormente ¿Y ahora que le digo? Serénate, calmate, dale fuerzas se respondía así mismo. Abrió la puerta y Faola le dijo; ¿Cómo esta?...Mi Padre Chito solo atine a decirle se está hinchando. Mamá coneja Faola cerro los ojos, apretó los puños de sus manitas, se podía sentir el dolor profundo… ¿y que dice el doctor? El conejo Chito no quería que le hicieran esa pregunta, sin embargo respondió…Que no se le puede aplicar ningún remedio, dijo…aludiendo la pregunta…. ¿Bueno lo mirare y me iré a casa? Hazlo rápidamente por que está prohibido, dije eso, para que no me viera llorar. Faola se mantenía serena, yo sabia que lo hacia para darme animo, pero yo presentía, que ella ya lo sabía, ella sabía lo que sucedería, las madres siempre lo saben, no se como, pero lo saben.
Faola salió del hospital, las lágrimas brotaron de sus ojos y decía en su pensamiento, mi “Pepita de Tamarindo” tiene los mismos síntomas de aquel amiguito que murió, se hincho y falleció de hemorragia…”Dios eterno tu me diste a mi hijo para cuidarlo, quisiera que me lo dejes” ¡Por favor, ese es mi deseo! ¡Te lo ruego!, lloraba, oraba…y caminaba pausadamente.
.- Luego una potente voz como del sonido de muchas aguas se escuchó, que decía ¡Recuerda el sacrificio de Abraham!... Faola dio vuelta para saber donde provenía esa voz, pero la calle estaba vacía, había una quietud extraña, como si los elementos de la naturaleza se hubieran detenido, había silencio, se había hecho una pausa en el tiempo, para poder escuchar solo a la voz que decía ¡Recuerda el sacrificio de Abraham!
Las plantas con sus hojas se movieron de nuevo con el aire y algunos papeles fueron arrastrados en dirección del aire. Y Faola sintió dentro de si, una paz interior, un gozo inexplicable, y tuvo la certeza de que todo saldría bien. Que tan solo tendría que ser obediente y con humildad aceptar la voluntad del creador…Faola dijo “señor sea tuya tu voluntad más no la mía, acepto lo que tu decidas, he sentido tu voz, tu amor y te pido perdón”, si tu decides dejarlo, “Yo te prometo que lo cuidare” haré de el un hombre de bien y de la buena suerte. A tu Templo lo conduciré para que sea una “Familia Eterna”, y llevará el nombre de tu hijo amado haciendo una Misión,… pero si no es así, lo acepto, llevadlo a tu lado, cuídalo para que algún día nosotros podamos estar con el, así sea.
.- Papá Chito se había arrodillado, ni bien salió Faola de la habitación, suplicando en profunda oración que sanara a “Pepita de Tamarindo” Prometió ser un hombre fiel, que ayudaría en la obra de Dios, y que ayudaría a sus semejantes,… pasaron las horas y papá Chito siguió orando, y decía ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios solo el bien, y el castigo o la prueba no lo recibiremos? ¿Acaso tengo yo la integridad de Job de Enoc o del hermano de Jared para ser digno de pedir algo? ¿Dios, soy digno acaso de pedirte algo?...siempre fui un miserable… ¿Sin embargo soy tu hijo, y este pequeño niño es también tu hijo?... ¿acaso los hijos no piden a su padre?...quiero negociar contigo…de varón a varón ¡Cambio mi vida, por la de “EL”! ¡Manda la muerte sobre mí, mas sea tu voluntad….y oro… oro…hasta que entro en un extraño trance o desmayo y con las rodillas entumecidas cayo para atrás.
.- Eran las cinco de la mañana y una vocecita decía ¡Papá Chito! ¡Papá Chito! Mi padre alzo la mirada tratando de ver, en la disipación de la penumbra con el amanecer, se sobo los ojos para poder ver mejor. ¿Estoy soñando? ¡No! ¡No estoy soñando!
Era “Pepita de Tamarindo” el que llamaba, estaba sentado en la cuna, mirando y hablando, el corazón de papá Chito latió de alegría, intentó pararse y no podía, las piernas estaban adormecidas y entumecidas, se arrastro en el suelo, como culebra, acomodando sus piernas con las manos, soportando el dolor, de los calambres, estiró los brazos y bajó a “Pepita de Tamarindo” y lo puso en su pecho, lo reviso con la vista, y noto que ya no había hinchazón, ya estaba bien, ya estaba sano, ¡Uno de un millón! ¡Gracias a Dios! ¡Uno de un Millón! El gozo se confundió con las lágrimas y las lagrimas con un corazón agradecido.
.- Papá Chito le dijo su secreto; “Pepita de Tamarindo, sabes, te quiero mucho” “Yo también le respondí”, me dio un beso y nos dormimos en el suelo.
.- Mamá coneja Faola regresó al hospital y encontró a “Pepita de Tamarindo” jugando en la cama, todavía, negro, todavía verde amarillento, pero ya no estaba hinchado, no le dolía nada, tomo su biberón de flor de overo, nuevamente, esta vez despierto y como es su costumbre una vez terminado el biberón, lo arrojo por el aire, ya vacío termino en el suelo. Mamá Faola y papá Chito reían de felicidad, y decían este, ya esta sano, por que ya comenzó con sus malcriadeces, y reían de felicidad, sin embargo en sus rostros se notaba el desgaste físico, en los ojos hundidos de ambos había un brillo especial, existía una esperanza,…inexplicablemente habían sucedidos hechos catalogados como milagros, eso involucraba a toda la familia, daba ganas de vivir para ayudar a otras personas, había un deseo de compartir y de agradecer al Dios que no somos dignos de ver, que tiene su manera de actuar muy diferente a la que piensan los humanos.

EL ROBO DE PEPITA DE TAMARINDO
Creía conocer los principios de la casa, varias veces y hasta el cansancio, lo enseñaban mis padres, también la maestra de la primaria de nuestra Iglesia, y en colegio, pero la cartera de mi madre era toda una tentación. Allí dentro estaba la moneda de cinco soles, la misma moneda que había visto el otro día, en mi pensamiento de niño, solo existía la interrogante ¿Se han olvidado de la moneda? Talvez con un poco de suerte, podría comprarme algunas golosinas, así, que tome la moneda y dentro de mi mano, me parecía tan grande y tan pesada que mi brazo llegaría hasta el suelo, talvez por entre los dedos se podría ver, mi corazón de niño latió, con toda fuerza, pues creí que el latido se escuchaba su sonido, talvez llegará el sonido hasta la cocina, donde mamá Faola trataba de echar algunas verduras a la olla, o talvez su sonido sea más fuerte que el viejo reloj de pared, y los ojos acusadores me busquen y traspasen mi cuerpo y se pueda ver mi falta cometida. Recordé que mi padre Chito solía decir en las “Noches de Hogar” que era la costumbre de nuestra familia de usar el día lunes en la noche, para enseñar el evangelio de Jesucristo, que las personas como nosotros habíamos recibido el Espíritu Santo después de nuestro bautismo, en el día de nuestro cumpleaños, a los ocho años de edad, y que el Espíritu, era nuestro compañero, por el testificamos de Jesucristo y sabríamos, si lo que hacemos esta bien o esta mal. Lo cierto es que mi compañero me decía que debería colocar la moneda en su sitio, es decir en el monedero. Confieso que ya había tomado la determinación de colocar la redonda en su lugar. Pero mi madre dijo: Hijo toma el cuaderno y ve a la tienda y pide que te apunten aceite, en ese momento sufrí un sobresalto, pero me sobrepuse, tengo que deshacerme de la moneda pensé. Así que metí a la culpable en el bolsillo derecho, los niños usamos pantalones cortos anchos, ahora mi mano ya estaba libre, pero mi bolsillo no, nunca pensé que algo tan pequeño, fuera tan grande, y pesado, yo estaba convencido que se notaba su forma redonda en la tela del pantalón, mis ojos bajaban donde estaba la bendita moneda, me van a descubrir, así que mejor me voy a la tienda con el cuaderno de pedidos y allí gastare la moneda y se acabará mi problema. Si me echan la culpa me negaré, no habiendo evidencia el asunto esta resuelto. A nadie lo pueden acusar sin pruebas, así decía la película que vi en la televisión la semana pasada.
Entregue el cuaderno al tío de la tienda y le dije que apuntara un litro de aceite, mis ojos de niño pequeño buscaban entre las golosinas algo grande o algo costoso, que sea rico, pero no sabia cual, tal vez lo de allá o lo de aquel lugar, tiene ser algo que lo coma muy rápido, pensé, si eso es, un chocolate. ¡Un chocolate dije con voz fuerte, enseñando la moneda, el caserito cogió la moneda, y yo sentí una libertad, al fin la redonda salía de mi, ya no habría quien me acuse y señale, que alivio, esto si es suerte de conejo, este es mi día, volvió mi sonrisa en señal de triunfo…mi corazón parecía serenarse, para luego alborotarse más, cuando el caserito de la tienda, puso en mi mano el cuaderno, el aceite, un pequeño chocolate y cuatro monedas de sol y nueve monedas de diez céntimos, es decir ya no tenia una sola moneda, si no que ahora tenía trece monedas, tenia mas monedas, tenia mas peso, tenía mas bulto, tenia mas evidencia para que me acusen, esto era lo peor que me pudo haber pasado, ¡mala suerte caramba!, en ese momento quise protestar, pero no sabía que pedir, así que guarde las monedas en todos los bolsillos de mi pantalón, pensando así solucionar el problema del bulto que me pueda delatar, mas no pensé que al distribuirlas tenía bultos por todos lados, sentía que pesaban mas, me angustiaban mas, y sobre todo que sonaban al chocar una con otra moneda, su sonido era una musiquita que me acusaba y me decía:.. “L A D R O N”… mi corazón ya no sonaba como reloj, sino como bombo tocando marinera, un sudor frío corría por mi frente y tenía ganas de orinar, correr, gritar, llorar y no llegar a mi casa, pero recordé que tenía que llevar el aceite. Felizmente que la puerta estaba abierta. Así que no tendría que tocar. Llegué a la sala, así que, este era el momento de esconder todas las monedas. Pero ¿A dónde? Todas no pueden estar juntas pensé, se notaran, así que una pondré entre la costura del mueble, otra en el otro mueble, una tercera en la biblioteca, otra debajo del televisor, otra dentro del jarrón,… debo darme prisa, …El aceite lo necesitan…recordé. Ya se en mi mochila, dentro del forro de mi cuaderno, en la pata de la mesa, en el ultimo cajón del escritorio, detrás de esos papeles…ya no se donde más esconderlos,… todavía me quedan algunas pequeñas…La voz de mi madre me hizo pegar un salto, que casi se caen, las que aun me quedaban, las metí rápidamente en el bolsillo posterior y fui a entregar el aceite…mi madre levantaba la voz reclamado la demora, a mi persona le parecía que le preguntaban ¿Dónde están mis cinco soles? Por mas que quería serenarme la conciencia me traicionaba, recordé que mi padre en una oportunidad nos decía: “la conciencia no era otra cosa que la luz de Cristo que nos iluminaba nuestra mente para ser y hacer mejor las cosas”,… lo cierto era que la luz me estaba atormentando mi cerebro, sentía una voz que me decía…tu eres culpable…por lo tanto debes pagar el precio….si no te arrepientes tendrás tu propio infierno…y seguía recordando, recordé una parte de un mensaje de mi padre, en una de sus conferencias que decía:…”Los pecadores que no se arrepienten deben sufrir los padecimientos de Jesús el Cristo…primer sufrimiento, el del huerto de Jesemani donde tuvo que padecer el sufrimiento espiritual, ¡tal sufrimiento padeció!, que brotó sangre por sus poros….segundo sufrimiento, el de ser encarcelado, humillado, azotado, coronado con espinas y obligado a llevar una cruz en dirección al calvario para ser crucificado…el sufrimiento físico…. Sufrimiento espiritual y sufrimiento físico, no hay alternativa”…resonaban las palabras en mis oídos. El sufrimiento espiritual ya lo estaba saboreando y me imaginaba que el sufrimiento físico, sería una gran paliza de mi madre, seguro que quedaría como negro en parrilla de carbón, más negro que antes.
Cambie de lugar el resto de sencillo, lo distribuí, dentro de mi ropa, una en cada bolsillo de un pantalón sucio. Mire el sucio y yo me sentía mas cochino que el pantalón. Ahora tenía que hacer memoria de todos los lugares donde había tratado de ocultar mi delito…recordé como se habría sentido Caín cuando mato Abel, primero trató de ocultarse, luego trató de justificarse diciendo acaso soy guarda de mi hermano…Lo cierto que yo no era guarda de las monedas si no era esclavo de mi propio delito.
En mi mente repasaba, las monedas mas grande están debajo del televisor y debajo del forro del televisor, de ellas debo deshacerme primero pensaba. Al día siguiente mi madre comenzó hacer aseo y paso la escoba muy cerca de la pata de la mesa, donde había una moneda, yo automáticamente cerré los ojos, pensé por un instante que ya estaba descubierto, pero no fue así, ese día sacudió el televisor y yo me sentí muerto en vida, para remate se sentó a descansar en uno de los muebles y me parecía que con su mano frotaba el forro, yo estaba totalmente asustado, así como un autómata me encerré en el baño y miré mi cara en el espejo, y el espejo me decía tienes una cara de bribón, estos ojos son de pirata, me imagine con un parche en un ojo…esa marca es la que te acusa y te delata, la otra será la pata de palo y me imagine vestido de pirata con parche en el ojo y con una pata de palo encima de un barco que tenia en el mástil principal una bandera negra donde se dibujaba un cráneo de calavera con dos huesos cruzados… Así quedare me dije cuando me descubran.
Ese día no paso nada, pero había pasado una noche terrible, me había despertado varias veces llorando por culpa de las frecuentes pesadillas, había soñado que en cada mano tenia enormes agujeros, capaces de mirar a través de ellos, y todo lo que agarraba se caía por el agujero de mi mano, mis dedos se estaban metiendo por los agujeros y estaban desapareciendo, y yo lloraba por que ya no tendría dedos y así se repetía el sueño de mi pesadilla, cada vez que trataba de dormir. Ya había amanecido así que planifique gastar la moneda que estaba debajo del televisor, que era de un nuevo sol, tome la redonda y me fui, rápidamente a la tienda con la intención de comparar un chocolate grande, esos que cuestan un sol. Cuando me disponía a señalar el de mi preferencia, llegó un familiar y me pregunto por mi mamá, me advirtió que pasaría por la casa para saludarla, me puse nervioso, pensé que esta chismosa seguro que le dirá que estuve en la tienda comprando chocolates, y mi madre me preguntará con qué dinero estaba yo comparando golosinas y se descubrirá todo. Nervioso ya no señale solo dije… ¡Un chocolate! El tiendero tomo el sol…y me alcanzó un chocolate pequeño de diez céntimos y para remate me entregó, nueve monedas de diez céntimos…ese era mi vuelto. Nuevamente confundido salí de la tienda, con una nueva carga, tratando de poner las monedas en los bolsillos, entré en la sala con la intención de seguir escondiendo monedas, pero ya no había espacio, afirmaba que la habitación que la usábamos para dormir no era un buen lugar, en el baño ni hablar, realmente no sabía que hacer, visitaba de un lugar a otro como un salta palos y todos me parecían inapropiados…Y ocurrió lo que tenía que pasar, escuche la voz de mi madre la coneja Faola que decía…casi gritando ”En mi cartera me falta cinco soles” y se puso a buscarlos pensando talvez que lo había colocado en otro lugar…pero a la vez afirmaba que en la cartera lo había colocado. Yo “Pepita de Tamarindo” estaba calladito, de negro pase a ser negro pálido, como indio piel roja, quería desaparecer, ya no quería seguir ocultando las monedas, y para remate el chocolate no lo había comido y se había derretido dentro de un bolsillo de mis pantalones e hizo una mancha, ahora ya quería ocultar mi negra persona, pero en que lugar, debajo del mueble, detrás del televisor, dentro del florero, debajo de la pata de la mesa, ¡NO! Ya no había lugar para un maldito negro truhán, todos esos lugares solo estaban existiendo solo con la intención de acusarme, así que me salio un grito desde el fondo de mi negra alma…Mamá yo dispuse de la moneda sin tu permiso y me puse a llorar…mi madre me miraba desafiante…ya no soporto dije,…solo gaste veinte céntimos en chocolates…uno de ellos a manchado mi pantalón el otro lo comí y no estaba dulce si no amargo.
Mi madre con ternura me acarició mi cabecita llena de rulos y me dijo “Mi pepita de Tamarindo” por que me causas este nuevo dolor.
.-Es que yo no tengo plata y mis amigos siempre tienen y se compran cosas ricas y yo solo los miro. ¡Yo tengo mucha hambre mamita, yo tengo hambre! ¿Por qué tengo hambre? Eso me hace hacer cosas malas…y la mamá también lloraba, lagrimas de madre, acariciaba ella también los rulos de “Pepita de Tamarindo” y pensaba en su esposo Chito que se había quedado sin trabajo y sin dinero. Pero decía que con esos fierros viejos que había en el garaje de su padre, el construirá una maquina para vender polla a la braza. Y a mi se me hacia agua la boca.

PEPITA DE TAMARINDO Y EL DÍA DE LA MADRE
Hace mucho tiempo unas manos muy generosas, movieron mi cuna y la de mis hermanos. Yo siempre tuve suerte, por que me construyeron una hamaca, esta herencia paso para mis hermanos, yo comencé a crecer muy rápidamente, las manos generosas de mi madre, nos levantaron con ternura y nos dieron de su seno su leche materna, había una esperanza, una razón en esta vida, era la de que crezcamos con buena salud.
Recuerdo sus malas noches y sus preocupaciones, ella se paseaba de un lado a otro para mitigar mis llantos, ¿Estarás enfermo? ¿Que te hizo mal mi presidente? Son algunas palabras que escuchaba sin comprender que querían decir, yo seguí creciendo, olvidando quien me enseñó a peinarme, la primera raya de mi cabeza, el talco, el Chuño para la escaldadura y la infaltable Maizena, el aceite, el primer baño, los benditos pañales, bien blancos y suaves tenían que estar, las sábanas relucientes impecables, lavadas con jabón pepa Pacocha, la mamadera y el chupón, son cosas que ya no queremos recordar, olvidando con puro propósito, el sacrificio maternal. Cuantas veces estuviste allí, rompiéndote el alma mi querida mamá, en la cocina, con la batea a un lado de tu brazo y en el otro brazo a cuestas me tenias que cargar, pero yo sigo creciendo rompiendo pantalones con mis juegos infantiles y la pelota, que tú abnegada tenias que remendar.
--¿Cuándo ira al colegio mi “Pepita de Tamarindo” para poder descansar? Decías como consolándote, ilusión loca de esta vida, por que cuando llegó el momento, de recompensa te dieron, un lápiz, para que lo pusieras en mis manos y con tus manitas, me hacías dibujar muchas letras, me ejercitabas sobre una plana interminable que parecían papiros. ¡Así se hace bandido de la serial! ¡Aquí dice Ma-má y aquí Pa-pá! Aprende querido, para yo descansar. Los débiles palotes se convirtieron, en trazos firmes. Nuestra letra de hoy.

Te preocupaste para que tenga un Testimonio de Jesucristo y aprenda amarlo y que sea un buen cristiano de verdad, en el colegio tenía que ser el primero. Como te preocupabas por la herida y por el hueso salido, muchas lágrimas rodaron por tu mejías, que el viento se encargó de secarlas, talvez ellas hicieron arrugas, huellas de surcos en tu cara, que hoy los que no saben., le llaman vejez. Como no recordar tus aplausos, por mis aciertos, estímulos de mis efímeros triunfos, como no recordar tu bendición y preocupación por mi partida, ¡Anda prepárate para la vida! Esa fue una señal de desprendimiento y de amor.
--Mamá Faola decía: Hijito, de cualquier modo, desde aquí, yo te mandaré algo, sea como sea.
Y mi madre dejara de comer para cumplir con la promesa fiel. Y como esperaba mi regreso, y ese día sería un día de fiesta en su corazón, preparará la mejor comida, la que me gusta, solo para mi.
¿Hijito dame tú ropa para lavarla?, y la batea de nuevo, comenzaba, hacer su trabajo, algunas canas plateadas, caerán en el agua y la lavaza del detergente la confundirán, y se oirá el estribillo. ¿Cuándo crecerá mi hijo, para yo poder descansar? ¿Cuándo será? Mañana será...si mañana será, hoy a lavar para tener un mañana bien limpio.
--Faola dijo: ¿Dónde estuvo hijo? ¿No ve, que son más de las doce, de la noche? Y se repite una y otra vez, la canción, los pretextos, y siempre existen las disculpas. ¡Tú no me tienes compasión! ¡De preocupación, me vas a matar! ¡Ojala que tú papá, no se despierte! Suena una y otra vez, la campana de la incomprensión, Tan, la una, Tan, Tan, las dos, Tan, Tan, Tan, las tres de la mañana, sumida, por sus sueños de madre, en un rincón de un viejo mueble, espera y espera, con la esperanza, que su hijo, algún día, sea presidente o alguien en la vida.
--Mamá, Mamá, despierte y escúcheme con atención, Hoy es tú día, el día de la madre y vine volando, para darte un abrazo. ¡Feliz día madrecita, que Dios siempre te ilumine!, y te prometo que...bla...bla...bla...bla. Espero que la pases bien, es el deseo de tú “Pepita de Tamarindo" que te quiere...bla...bla...bla...bla...bla... Mas de un rato, cuando amanezca del todo, te doy mi regalo...Tú sabes estuve con los amigos. Pero a partir de hoy, todo cambiara...bla...bla...bla…bla. --¡Pero te acordaste de mi día! ¡Mi Querido Pepita de Tamarindo! ¡Que feliz me haces!, Mañana prepararé, una rica comida, por mi día, la que te gusta, temprano barreré la casa, ¡Jesús ya queda unas pocas horas! Vamos, vamos a descansar.
--Durante el almuerzo, "Pepita de Tamarindo" no trajo el regalo prometido, pero lucía en el pecho, “la flor roja”, símbolo de una madre con vida, frente a sus amigos, que orgulloso se sentía, era un pavo real con plumas alborotadas, cuando expresaba, en su discurso, la sublimidad del amor divino, en un corazón humano...Madre como la mía ninguna ¡Viva la Madre! ¡Viva el Día de mi madre!, aplausos y aplausos los mas ruidosos sonaban. Y la pobre vieja--servia los platos con cuidado y luego lavaba los trastes con ceniza, para terminar barriendo, cuando todos ya dormían.

Como no recordar cuando me enseñaste a orar, a conversar con Dios, me diste fe, amor y valor, me enseñaste la poesía de memoria “En el día de la madre” hecha por mi padre y mis composición por el día de la madre.

EN EL DIA DE LA MADRE

De tanto repetirlo el maestro.
Al despertar de mi sueño
Fui a darte un beso
Pues me acorde del “Día de la Madre”

Quise hacerlo con mucha ternura
Sin embargo la tristeza embargo el alma mía.
En su aposento, tendida en su cama
Estaba mi madre enferma y dolorida

Besando la frente de la santa le decía;
¡Como quisiera aliviarte madre mía!,
¡Que no haría, por que tu dolor sea mío!
Siendo un niño pequeño todavía.

La impotencia se apoderaba de mí
Por no poder hacer nada,
Haciéndome la promesa
De ser doctor de doctores, algún día
Para no sentir a ninguna madre afligida.

Solo pude decirle; Que era buena y dulce.
Y ella con su mano temblorosa me bendecía,
Preocupándose de mí uniforme,
De la lección no aprendida,
De que mejore mi letra,
De que haga el dibujo en geografía.

Cuando hacia mis tareas de cada día,
Hice una oración mirando al cielo
Y con lágrimas en los ojos le dije a mi padre
Que aquí en la tierra existe madre e hijo todavía.

FELIZ DIA MAMA
Querida madrecita:
Me siento muy feliz de escribirte esta carta en tu día, aprovecho la circunstancia de que la computadora esté prendida y nadie está en casa, PEPITA DE TAMARINDO es mas que seguro que se olvidó de apagarla, como yo soy muy inteligente y el mejor amigo del hombre me basta machucar las teclas con mis cuatro patitas para escribir súper rápido, claro primero seguí un curso por televisión donde Lassie que es mi estrella favorita, junto con Scooby Doo, Bethooven, y Rin Tin Tin, los cuales fueron mas que mis profesores, mis maestros. ¡Cosas de perros y televisión claro!
Hace un año nací en tu casa, con seis hermanitas, Nube, Nala II, Caramelo, Cielo, Brisa, Gris, las cuales se las llevaron al mes de nacidas, pero tu hiciste notar que yo me quedara, así supe que tu eres mi mamá abuela y que me querías eso me hizo muy feliz, y con el paso de los días y en medida que crecía vi. en ti mucha dulzura y mi papá abuelo Chito me puso de nombre Bam Bam tus hijos nunca me trataron como una mascota, sino como uno más de la familia, así que pase mi niñez al cuidado de “Pepita de Tamarindo” tu hijo, el cual me llevó a vacunar, teniendo así mi DNI documento de identidad y mi collar de plástico. Madrecita tu todos los días me enseñaste y me hablabas, solo querías mi compañía. Así aprendí a quererlos a ti y a todos los de tu hogar.
Muchas veces intento hablarte pero me doy cuenta que tenemos diferentes idiomas, pero no por eso dejamos de entendernos, se que algunas veces fui torpe con mis juegos, pero no tengo otra manera de demostrar cuanto te quiero a ti madrecita y a los tuyos. Perdóname por haberte robado el kilo de pollo que dejaste sobre la mesa de la cocina, pero tu comprende a veces los hijos pequeños tenemos mucho hambre. El castigo de dos días de no dejarme entrar a la sala y a la cocina me dolió mucho, pero ya aprendí, se que me perdonaste porque acariciaste mi cabecita y yo de alegría moví mi cola, aunque un poco avergonzado derramé algunas lágrimas, te prometo en tu día que seré un buen guardián de día y de noche, daré mi vida por tus hijos, ahora si pudiera hablar en tu idioma, lo primero que me gustaría decirte es: ¡FELIZ DIA MAMÁ! TE
QUIERE BAM BAM.

El DEPORTISTA

Pepita de Tamarindo estudió en un Colegio Nacional llamado el Agro no fue el primero de los alumnos pero si estuvo ocupando unos calificativos considerable no por que no sabe si no por que la vida la tomaba como viene el viento, a el le bastaba la explicación, pues tenia una memoria envidiable, su letra cambio cuando de zurdo cambio a diestro, el le hecho la culpa a las carpetas personales que eran para solo para derechos, era capaz de escribir con ambas manos, destacó en el deporte sin mayor esfuerzo, el decía que en la sangre y el alma estaba el gran secreto de su habilidad .

Llego la época de los juegos escolares y fue seleccionado en todas las disciplinas, se hizo popular como deportista por sus jugadas y por su rapidez, cuando jugaba básquetbol la gente en las tribunas coreaba el nombre de “Pepita de Tamarindo ra ra ra r ara el Agro Ganara”

Hacer la jugada, pasar la pelota, recibirla, hacer la canasta que marque los puntos y luego los aplausos de la tribuna, el coro de estudiantes repite, “Este es el Agro que les parece” “El Agro ganara Ra, Ra, Ra el Agro ganara” la tribuna hace olas, los gritos, la banda del colegio toca la marinera, la barra de la GUE enmudece, y la barra del Agro grita “Que paso, que paso esa barra se…agüero”

Son ocho puntos a cero que marcaba el apuntador del Tigres Club, lugar donde se jugaba el partido, los técnicos de la GUE se apresuraron a pedir tiempo y no creían lo que estaba pasando, uno decía a gritos a sus jugadores, estos nunca nos han ganado, que les pasa a Uds. No puede ser que ese chiquito negrito, les robe la pelota, los driblen y les hace canastas, tiene que marcarlo, ¡me entienden¡ tienen que pararlo.

Se escucha el silbato de reiniciar el partido, la pelota esta en poder de la GUE, ambas barras con mas ímpetu hacen sus arengas, los pases son rápidos y las estrategias mas eficaces unos por hacer una canasta y los otros para impedir que la hagan, el jugador se eleva, la pelota se dirige a la canasta y convierte, es una de tres puntos. La Barra de la GUE se levanta, gritan y aplauden, se escucha la banda de la GUE toca su himno, los alumnos cantan, el marcador es de ocho a tres, la barra del Agro contrarresta Silbando y diciendo “El Agro ganara ra, ra, ra, ra, ra” el partido también es en la tribuna.

Del fondo sale la pelota, el turno ahora es del Agro, el pase es cruzado en dirección de “Pepita de Tamarindo” el mas chiquito de los jugadores, las miradas del publico están en el, por la manera de llevar la pelota, hace un pase de pelota entre sus menudas piernas y deja fuera de lugar a uno de los mas grandulones de los jugadores, el publico interrumpe con aplausos y vivas por la jugada, otro jugador se abalanza para tratar de quitarle la pelota, sin embargo “Pepita de Tamarindo”, cambia la pelota a la mano izquierda, hace una finta de cintura y da pase para que su compañero reciba la pelota y enceste con precisión es una de piolitas. La barra del Agro enloquece, suena las cornetas y el bombo. Los aplausos resuenan en el Tigres Club. Los comentarios no se dejan de esperar ¡que tal Jugada!. El marcador es de doce a tres.

Del fondo vuelve a salir la pelota, las instrucciones del técnico son claras, parar a como de lugar a “Pepita de Tamarindo” a ese chiquito negrito, la GUE hace el pase correspondiente por alto, por que son mas grandes y mas fuertes de contextura que los del Agro, sin embargo “Pepita de Tamarindo” el chiquito del Agro se eleva tratando de alcanzar la pelota, el jugador de la GUE no esta dispuesto a que le roben la pelota, ambos se encuentran en el aire, el mas chiquito la coge en el aire con su mano derecha y la pasa entre su cabeza y su espalda en dirección de su mano izquierda justo cuando esta cayendo en el suelo y pasa driblando donde botes por un costado rápidamente.

El jugador contrario no sabe que paso, ni como lo hizo y solo ve al pequeño lanzar la pelota en dirección del aro para convertirse en otra canasta para el Agro. La tribuna ahora grita “Pepita de Tamarindo Corazón”, “Pepita de Tamarindo corazón”, “El agro ganara Ra, Ra, Ra”, “El Agro es Campeón”
Termina el partido y los del Agro levantan en hombros al mas chiquito y lo pasean por toda la cancha, gritando “Pepita de Tamarindo es campeón”,”Pepita de Tamarindo es corazón”

LOS LORITOS DE PEPITA DE TAMARINDO

Hace algún tiempo, muy cercano a la primavera, uno de mis amiguitos, que me estimaba mucho, y con quién siempre salíamos a jugar fútbol me regaló un par de loritos australianos, hembra y macho, los pusimos en una caja de cartón con mi amigo, antes de llevarlos a mi casa, le hicimos a la caja huequitos con el cuchillo para que no se ahoguen y puedan respirar, mi casa quedaba un poco lejos y mi bicicleta me impedía llevarlos con comodidad, temía caerme y aplastar a los loros y si quedaban vivos seguro que se volarían, porque sus alas estaban grandes.

Así que puse la caja en la caña de la “bici” y me fui caminando sosteniendo la caja con la mano y con la otra empujando la rodante. Llegué sudando, pero llegué. Tenía temor que mis padres me dijeran: ¡No querían loros! pero, confiaba que mi padre me apoyaría porque a él le gustan los animales, siempre me compraba revistas donde había fotografías de gatos, perros, monos etc.

Llegué y di la noticia… mami mira loritos poniendo mi mejor sonrisa. Mi madre dijo: “pero si no tenemos jaula y en esa caja se van a morir”, mi papá Chito, me miró y sonrió diciendo. Yo te hago una jaula, mi madre Faola dijo: cuando no el… “Apoyador”, le comprarás todos los días su choclo sentencio. Mi corazón latió con alegría, “Los loritos se quedaban”.

Al abrir la caja para mirar los loritos, uno de ellos salió volando, yo me puse a llora. Mi padre enérgicamente me dijo ¡cállate! Y ayuda, para atraparlo, todos mis hermanos ayudaron cerrando ventanas y puertas. El loro volaba de un lado a otro, tirábamos un trapo en dirección a él, y él loro ya estaba en el otro lado, en el ajetreo se rompieron los vasos, y el loro bajo pasó cerca de mi papá Chito y él lo atrapó con su mano.

Mi padre construyó la jaula que me había prometido. Allí estaba la nueva casa de los loros, al día siguiente notamos que la lorita había puesto un huevo; me imaginé la casa lleno de loros, con un letrero en la puerta de la casa que decía “Se vende loros” pero luego en la realidad, me las ingenié para conseguir un nido que había visto en un árbol de cereza en la plaza de armas claro que llegue todo rasguñado pero lo conseguí y mamá lo puso dentro de la jaula. Todos los días tenía que ir al mercado para traerle su choclo, esa era mi nueva responsabilidad pero me sentía muy feliz de hacerlo.

Todas las noches lo abrigaba con una camiseta vieja de mi papá que parecía sabana, para que no tenga frío. Una noche noté que la lorita estaba triste y el lorito macho trataba de abrigarla acercándose muy juntitos. Presentí que algo malo estaba pasando, pero luego pensé que tan solo sería de frío. Envolví la jaula con la camiseta y me fui a dormir después de hacer y de rehacer mi tarea, que el profesor de comunicación me había dejado.

Tempranito fui a despertarlos, y la lorita se había muerto, pegué un grito y lloré, me fui muy triste al colegio, en el camino pensaba que yo tenía la culpa que hubieran muerto, por tenerlos encerrados.
Mi padre en la tarde me dijo que no era así; que las personas los animalitos y todos los seres vivos a veces se enferman y se mueren así como tu abuelito Julio y el papá de tu amiguito que vive en el parque infantil.

Yo le pedí a mi papá que soltara al otro lorito, mi papá me dijo que tenía que hacerlo yo, porque era el dueño. Subí al segundo piso que estaba en fabrica cerré los ojos y abrí la puerta de la jaula, el lorito voló y voló y se perdió en el cielo, yo me sentí muy feliz, ¡Los animales deben ser libres!...los hombres talvez.

EL ÚLTIMO SUSPIRO

Las noches de hogar son unas de las nuevas tradiciones que existen en mi casa, mi madre cuida que se hagan, nos reunimos como familia todos los Lunes, con un programa establecido, hacemos la oración, cantábamos himnos, leemos las escrituras, explicamos un tema, contamos cuentos, experiencias, miramos fotos de la familia, hacemos juegos, compartimos un refrigerio etc. Otras veces simplemente salimos en familia a comer pollo, pizzas, tomar jugos de frutas o simplemente a pasear por algún lugar interesante y nos tomamos fotos para el álbum familiar.
Este relato me lo contó mi madre en una noche de hogar: Hace mucho tiempo yo tenía una madre:… Mi madre era una persona muy alegre y trabajadora, un día enfermó como se enfermo tú lorito australiano recuerdas Pepita de Tamarindo y yo en ese entonces era muy chica para comprender lo que pasaba, para mí tener una madre era algo personal, era la persona que nadie me lo podía arrebatar.

Ella había ido en muchas oportunidades al hospital, pero el médico siempre le hacía la pregunta ¿Con quién ha venido? Ella siempre respondía, sola…como siempre dándolo todo, sacrificándose para que su esposo y sus hijos estuvieran felices, ella no quería preocuparlos, por eso siempre iba sola diciendo voy al hospital pero no dejaba que nadie la acompañara, siempre decía… “voy a mi control” “yo estoy bien”, así paso una y otra consulta hasta que un día el médico le dijo la próxima cita quiero que venga con algún familiar deseo hablar con ellos, eso la mortificó un poco y salía del hospital triste pensando en que “algo malo debía tener” para que el médico haya insistido en que venga acompañada.

Cuando salió del hospital mi tía pasaba por allí con su esposo en su camioneta, mi tío paró la camioneta y la invitaron a subir, mi tía le preguntó que tienes porqué has venido al hospital, mi madre le explicó los síntomas de su enfermedad y le dijo creo que no tengo nada bueno porque el médico me ha pedido que venga con un familiar, mi tía inmediatamente le dijo mañana nos vamos a Trujillo para que te examine mi médico.

Así fue al día siguiente mi madre fue a Trujillo y el médico mientras mi madre se vestía en la habitación de consulta le dijo a mi tía, lo siento mucho no me gusta dar este tipo de diagnóstico pero lo tengo que hacer, tu prima tiene cáncer y está en etapa terminal aproximadamente le quedan dos a tres meses de vida.

Mi tía no lo podía creer y lo único que hizo es ponerse a llorar, el médico le llamó la atención diciéndole, tienes que ser fuerte debes ayudar a tu prima, mi tía rápidamente se secó las lágrimas, mi madre salía del vestuario ya estaba lista, el médico dio una receta para ayudarla un poco ya sabía que no se podía curar, mi madre le preguntó al Dr. ¿Doctor que es lo que tengo? A lo que el médico dijo, tienes una fuerte inflamación es por eso que te vienen descensos pero con la medicina que vas a tomar se te irá quitando poco a poco, mi madre era una persona muy inteligente no replicó al Dr. Pero al llegar a casa me dijo, hija vas a tener que hacerte cargo de todos tus hermanos yo no estoy bien, el Dr. Dice que es una fuerte inflamación pero aunque yo no haya estudiado medicina yo sé que tengo cáncer no sé que tiempo me quede de vida quizá sea pronto el final, voy a luchar por estar con Uds. El mayor tiempo posible,

Necesito que cuides a tus hermanitos más pequeños, vas a ser para ellos su mamá dentro de poco, tu hermanita solo tiene 2 años te necesita mucho lo mismo tus dos hermanitos uno tiene 5 años y el otro 7 también necesitan de tus cuidados, tus otros hermanos ya se pueden defender solos, tu hermana tiene 14 años y tus hermanos, uno tiene 16, tu tienes 17 y los mayores 18 y 19 años.

Uds. Ya se pueden defender solos, pero los más pequeños tienes que prometerme que nunca los dejarás solos que siempre me los vas a cuidar yo no voy a poder hacerlo. Tu tía cree que no me di cuenta en el consultorio del Dr. Cuando regresé de vestirme ella había estado llorando, ella sabe lo que tengo y no me lo quiere decir, sé que lo hace con buena intención quiere que pase mis últimos días tranquila.
Yo con mi inmadurez aún no comprendía lo que pasaba pero le prometí a mi madre hacer todo lo que ella me pedía.

Mi tía regresó al día siguiente y le dijo a mi madre, vamos a Chiclayo para que te examine mi primo que es doctor, mi mamá en su afán de vivir un poco más por sus hijos pequeños hacía todo lo que le decían, en Chiclayo el médico fue más directo con mi tía, le dijo ya no hay nada que hacer, así la lleves donde la lleves su cáncer es terminal, le quedan a lo mucho dos meses de vida, mi tía no podía aceptar lo que pasaba y esa misma noche nos encontrábamos viajando a Lima, allí conocí el Hospital de Neoplásicas, que lugar más frío allí habían muchas personas desde la madrugada formando cola para alcanzar un turno, gracias a una enfermera amiga de mi tía nos dieron la cita el mismo día que llegamos y el médico después de examinarla le recetó cuarenta baños de cobalto, cada día íbamos al hospital para que le aplicaran los baños que al salir la dejaban un poco mareada, yo la sostenía fuerte, muchas veces no sabía como consolarla, porque la sorprendía llorando a escondidas para no preocuparme, esa era mi madre enfrentándolo todo por amor a sus hijos queriendo vivir un poco más para vernos crecer, después de los baños de cobalto el médico decidió internarla para practicarle una radiación , estuvo cinco días en el hospital y al salir el médico le dijo venga dentro de un mes, aparentemente mi madre ya estaba sana habíamos decidido regresar a Guadalupe durante ese mes, pero ese día el almuerzo le chocó a mi mamá, había estado en el hospital cinco días con suero sin ingerir ningún tipo de alimento mientras la radiaban que al comer de golpe le hizo mal, mi tía dijo no te puedes ir, si te pones mal allá no hay quién te atienda mejor quédate y después de tu cita ya te vas y así fue con mucha tristeza mi madre me dijo: hija regresa tú tus hermanitos están solos te necesitan yo quisiera ir pero no puedo, regresé ese mismo día.

Todos en casa ponían el hombro para que todo siga como cuando mi madre estaba allí queríamos que cuando regresara se sintiera orgullosa de sus hijos, pasó el mes y mi madre regresó, estaba tan bonita ya repuesta aparentemente que al verla me sentí feliz, pero ella me dijo… hija esta mejoría es pasajera así es el cáncer uno mejora cuando ya falta poco para el final…, nadie le había dicho que ella tenía cáncer, sin embargo conocía tan bien la enfermedad porque siempre le gustaba ayudar a las personas que estaban enfermas y conocía cada uno de los síntomas ella dijo después de esto vienen unos dolores intensos, que duran hasta que dejas esta vida, yo le decía mamá tu no te vas a morir, hija me decía tienes que aprender todo porque tienes que hacerte cargo de esta casa y así fue no puedo olvidar ese 27 de noviembre cuando toda la gente se prepara porque ya empezó la feria de la virgen de Guadalupe, mi madre fue a la primera novena de la Virgen de Guadalupe pero cuando estaba en la mitad de la novena se apagó la luz, mi mamá ya había empezado a sentir un poco de dolor pero no le había hecho caso, salió de la Iglesia fue a la casa y dijo me duele el riñón, vayan a comprarme una pastilla para el riñón, para que me pase rápido, pero ese no era un dolor de riñón, era el cáncer que despertaba y que atacaba con mas furia y así empezaba su fase final.

Pasaron unos días, mi hermano fue reclutado para el ejército y mi madre estaba preocupada y me dijo: “Tienes que ir a San Pedro” a preguntar por tu hermano eran los primeros días de diciembre y recuerdo que le dije mamá yo nunca he viajado sola y no conozco tengo miedo, mi madre me dijo no te preocupes hija, mejor yo voy y así con todos los dolores fue a ver a su hijo por última vez, ya que de San Pedro a mi hermano lo trasladaron al cuartel de Lambayeque, mi madre regresó feliz a pesar de todo el dolor que era insoportable que la hacía gritar, sin embargo ella había cumplido con una de sus tareas de madre ver por ultima vez a uno de sus hijos, pasaron unos días y el dolor era terrible no sabíamos que hacer para ayudarle.

La nueva cita en Lima se adelantó porque mi mamá se puso mal el 20 de diciembre estuvo viajando con mi hermano mayor fueron al médico, la atendieron pero solo le dieron ampollas para calmar el dolor por momentos porque luego volvían a darle con más fuerza, nos escribió para desearnos una feliz navidad y que el nuevo año sea mejor.

Mi hermano escribió al día siguiente de la navidad y decía mi mamá está mal, el dolor no calma, ayer no bajamos a cenar porque no aguantaba el dolor, yo no me moví de su lado no sé que hacer para ayudarla…, ella me pedía que baje a cenar pero de verla sufrir no tenía deseos de nada… , solo podía escuchar la música, los cantos de la gente que celebraba la navidad y me decía: “La gente vive su vida feliz y porqué mi mamá no puede hacerlo”…, pasó navidad…, pasó año nuevo y otra vez al hospital , en esta vez le volvieron a dar otras ampollas mas fuertes que al final era lo mismo, el dolor solo cedía por poco tiempo y luego le daba con más fuerza, la próxima cita se la dieron para el mes de mayo, pero en esta vez ya no le pusieron fecha exacta solo el mes, así que decidieron regresar a Guadalupe.

Aquí en su casa con toda su familia mi madre era feliz, trataba de tener una sonrisa con todos, a pesar de todo su sufrimiento, el primero de marzo lo pasó todo el día con el dolor, su última hijita ya había cumplido tres años…, mi madre había logrado sobrevivir un año, a pesar de los pronósticos que decían los médicos, ella se aferraba a esta vida por amor a sus hijos, no importó todo el sufrimiento, lo que ella quería era vivir un poco más para que todos sus hijos estén preparados para enfrentar la vida.

El dos de marzo a la cinco de la mañana nos llamó, de una manera urgente a mi hermana y a mí, despertamos de prisa y estuvimos a lado de su cama, nos tomo de nuestras manos y solo dijo: una palabra… “hijas”… como un largo lamento de querer decir algo y no poder hacerlo, talvez la ultima recomendación antes de cruzar el velo, pero yo creo que nos quiso decir ya parto, nos apretó duro y nos soltó suavemente y empezó un ronquido interminable. Nosotras inexpertas pensamos, se quedó dormida, debemos dejarla descansar, pero no fue así. Ya ella estaba a punto de dar su último suspiro, pero no quería irse, sin que la promesa se hiciera: De que todos nosotros sus hijos permaneceríamos juntos pase lo que pase,…cuando mi tía llegó se dio cuenta de la situación, le habló… y le dijo “Clara” tus hijos nunca se separaran estarán unidos aunque se encuentren lejos…, en ese momento se fue…

Pepita de Tamarindo pensó caramba “las madres también se mueren” y derramo unas lágrimas, ojala que a mí nunca me suceda y recordó la muerte de la mamá de su amigo AGUSTIN la mejor amiga de Faola que murió también de cáncer.

LA MAMÁ DE PEPITA DE TAMARINDO

Pepita de Tamarindo siempre estuve seguro de que le había tocado la madre más renegona, pesada, metiche, entrometida que la calificaba como la “mala de la película” decía… si en el cielo hubo la repartición de familias por que me tuvo que tocar esta “Caramba”.

Desde que era muy pequeño, y tenia uso de razón que creo que es a los ocho años, esta pesada me obligaba a lavarme los dientes, peinarme, hacerme el aseo personal y desayunar o tomar algo por la mañana, antes de ir a la escuela, por lo menos debía de tomar leche, mientras otras madres que yo admiraba no se preocupaban de eso. Hasta hizo que papá Chito me bautizara.

Me metía un sándwich en la lonchera, me ponía una fruta, cuando los demás niños tenían en su lonchera papitas o chitris que eran bien ricos ¡Como me molestaba eso! Y también sus palabras “Come, ¡Anda! ¡No dejes de terminar! ¡Acaba!, ¡Hazlo bien! ¡Vuelve ha hacerlo! Y así siempre…violaba las reglas de los derechos del niño… me ponía a trabajar, me obligaba ha hacer mi cama, me mandaba a hacer los mandados. El mas horrible es ir al pan durante toda la semana y levantarse temprano los domingos para ir a la capilla, ponerse la camisa blanca, llevar puesta la corbata, el maletín de las escrituras. ¡Pero mamá esos otros niños no lo hacen y duermen hasta las once el día Domingo! Yo me siento como chivo ahorcado con una corbata además todos mis amigos del colegio se burlan de mí, me dicen: “ese negro se pone camisa blanca por que quiero cambiar de color”.

¡Cuanto trabajo! Crecí dando discursos de quince minutos, aprendiendo dominios de las escrituras y aguantar tres horas en la primaria de la Iglesia. Fui creciendo y mi mamá se metía en mi vida, como si fuera mi sombra, siempre estaba corrigiéndome, y a mí me daba cólera y el colmo fue cuando me dijo ¿Quiénes son tus amigos? Como si yo no tuviera privacidad, ¿Quiénes son sus mamás? ¿Dónde Viven? ¿Qué hacen? Esto me reventaba mi hígado malogrado.

Lo peor fue cuando comencé a llegar tarde, me puso el alto y me dio un horario, eso si que fue insoportable, y todavía tenia la paciencia de esperarme sentada hasta que yo llegara, algunas veces me regañaba y otras veces me suplicaba, y yo le contestaba de mala gana todo lo que me decía, algunas veces pensé irme de la casa, y lo hice tome mi mochila con algunas ropas y llegué hasta la plaza de armas, para que aprenda a no decirme nada, que cosa, que se habrá creído esta negrera.

Cuando comencé a salir con una chica y la llevaba a una discoteca, se fue con la intención de sacarme de allí, pero no salí ese día me revele, pero el sermón continuaba al día siguiente, diciéndome de todo, y acusándome con mi padre, como si ellos no hubieran tenido juventud, y la renegona me hablaba a cada momento del día de reposo, del libre albedrío, del libertinaje, que cuidado con las drogas, el cigarro y el alcohol, esta vieja si que era una pesada completa estaba fuera de honda.

A medida que crecía, crecían los quehaceres, estos estaban en proporción geométrica, hasta me hizo barrer la casa y el techo. Los años pasaron y estoy a punto de terminar mi carrera gracias a la atención que puso para que yo termine mis tareas, ya me siento mayor, con gran satisfacción le he dado gracias al señor por tener una madre, gracias al cuidado que ella tuvo con mis alimentos crecí superando una enfermedad de mi niñez y me siento hoy sano y fuerte, Ahora soy más ordenado y limpio y se organizar mis recursos.

Gracias al cuidado que puso ella para que yo sepa escoger a mis amigos y amigas, aun conservo algunos y algunas, se distinguir perfectamente quienes, lo son, y quienes no lo son. Gracias a ella pude distinguir a una buena chica muy especial de una jugadora, aprendí a estimarlos y estimarme.

Gracias, señor, lo digo desde el fondo de mi corazón, por darme a mi mamá, a mi mamá querida, a quien solo en mi niñez y juventud le vi defectos y no cualidades, a esa mamá, que me ha amado tanto y me formó tan bien, solo te pido, señor, que algún día cuando tenga mis hijos, estos aprendan a considerar y amar a su mamá como yo aprendí amar a mamá Faola.

LAS PARABOLAS DE MI PADRE

Mi padre chito cuando quería decir algo, corregirnos, aconsejarnos e instruirnos lo hacia con algún cuento que tenia alguna enseñanza profunda, de esos libros que leía y releía, también empleaba parábolas, algunas inventadas por el, pues tenia gran imaginación. Luego pasaba a la explicación e indirectamente nos decía las cosas. Es decir como el chavo sin querer queriendo.

PARÁBOLA DE DON TERCO

Un hombre llamado Terco recibió una herencia de tierra de cultivo de un pariente lejano que había fallecido, Don Terco no sabía de siembra y sin embargo se ufanaba de ser un gran agricultor, haciéndose llamar Ingeniero sin siquiera haber estudiado prepárame la olla.

Sin consultar a nadie compro semilla de arroz a granel a sobre precio, en unos ambulantes de la parada de un pueblo cercano y la esparció en la tierra mal arada de su herencia y espero que esta brotara con el agua de una casual lluvia de semana santa. A los cinco días las plantitas salieron por que la tierra estaba húmeda y Don Terco hacia gala de su sapiencia, haciéndose llamar: “El mejor agricultor de la comarca” y se burlaba de un viejo vecino que se demoraba en preparar y nivelar su terreno con yunta y arado, antes de echar agua y semilla seleccionada.
Don Terco echado en una hamaca que había colocado entre dos ciruelos decía que el anciano ya estaba reviejo, decrepito y que hacia gasto y trabajo en vano.
El Viejo vecino decía que junto con las plantitas de arroz de la chacra de Don Terco había crecido la hierba Moco de Pavo que era parecida a la del arroz y trataba de enseñarle a Don Terco cuales eran y le indicaba que también tenía plaga de hongos y que tenía que fumigar.

Don terco no los distinguía por su ignorancia y replicaba que era pura envidia que el viejo le tenía. En su hamaca dormía y dormía mañana y tarde, su palana estaba de adorno y con ella se empujaba para mecerse en la hamaca.

El anciano fumigo su parcela, desyerbo a tiempo y limpio sus canales de agua mientras que don terco se reía diciendo que el viejo ya estaba loco de remate.

Pasaron los meses y el moco de pavo maduró y mato el poco arroz que el hongo había dejado en la herencia de Don Terco, mientras que en la chacra del viejo vecino dio al 18 una parte y al 20 la mayor parte.

Enseñanza de la Parábola: La Ignorancia, la terquedad y la soberbia no nos
permiten distinguir lo bueno de lo malo.

PARÁBOLA DEL CAMPESINO NEGLIGENTE

Había en el Valle de Jequetepeque un campesino muy confiado, que siempre dejaba de hacer las cosas, por que decía: “Después habrá tiempo”

Un día llegó a Guadalupe un vendedor de tractores y herramientas de labranza y pidió que todos los campesinos se reunieran para enseñarles el manejo de semejante invento, de tal manera que no tengan que estar arando sus tierras con bueyes y caballos.

Todos los campesinos se reunieron en el terreno del “Comité del valle de Jequetepeque” para ser capacitados, con excepción del campesino confiado, que se quedo en una chichería diciendo “Después habrá tiempo de aprender, hoy es el tiempo de tomar chicha y de divertirse a lo grande”

Cuando estuvo ya mareado por el licor incaico se fue al terreno de los agricultores, no encontrando a nadie, solo estaba el tractor estacionado, y el campesino dijo esto es fácil y se subió al tractor: “A los toros les digo arre y los bueyes comienzan a caminar” “Les digo den la vuelta y dan la vuelta” Así que dijo al tractor arre y el tractor seguía parado, arre, arre, arre, decía con impaciencia dando manazos por todos lados y dio vuelta a una llavecita que por casualidad toco y el tractor emprendió la marcha.

El campesino pensó que eran como los bueyes, así que siguió muy contento creyendo que el tractor le había obedecido, mientras no tenia obstáculos reía a carcajadas, de repente diviso una casa, y empezó a decir ¡vuelta, vuelta, buey! ¡vuelta, vuelta buey! pero el tractor no volteaba y se tumbo la casa, los dueños de la vivienda muy enojados al notar la borrachera y la estupidez le dieron una paliza que le quitaron la borrachera pero la necedad quedo.

Enseñanza de la Parábola : Aprender del maestro en el momento y tiempo oportuno evitara daños futuros

PEPITA DE TAMARINDO Y LA MISIÓN

Pasó el tiempo, “Pepita de Tamarindo” crece como crecen todos los jóvenes, como crecen los árboles, como crecen los ríos, no llegó a ser presidente, pero si un profesional técnico, su meta es salir fuera del país, emigrar a otra nación, no comprende por que existen fronteras, como tampoco comprende por que existen guerras y terroristas, su mente es libertad, se siente volar como un ave, imagínese una pepita de tamarindo volando como un ave, pero un día cuando estuvo arrodillado siente en su pecho un calor tremendo, decide dar un gran salto, un gran cambio, el cambio que es difícil para cualquier joven, sobre todo para los que han llevado una vida como el viento como la de pepita de tamarindo, dejar las discotecas, el parque, los amigos, las chicas, a su enamorada, sus estudios, su meta de emigrar a otro país, dejar a sus familiares, hermanos, padres y decide irse de Misión, ser representante de Jesucristo por dos años.

Mientras el avión lo lleva a su nuevo destino, mira por la ventanita la manos de su madre y padre que le dicen hasta pronto, se le hace un nudo en la garganta y las lagrimas quieren salir como agua de olas de mar que golpea una peña, en su recuerdo esta quien le lavó su ropa, sus pensamientos están encontrados, suspira y recuerda las veces que mi madre me esperaba en sillón esperando que vuelva de alguna juerga, baja la mirada avergonzado, como queriendo recibir consuelo y mira su terno azul marino, en lugar donde alguna vez estuvo una flor roja hoy esta ocupada por una placa de Misionero representante de Jesucristo y se siente alegre, limpia con su pañuelo su placa y dice mi madre ahora por fin estará orgullosa de su “Pepita de Tamarindo”
Sixto Genaro Meneses Castañeda
Nació en Guadalupe, Pacasmayo, La Libertad El 23 de Diciembre de 1950. Sus estudios primarios los realizó en la Escuela Primaria Elemental N° 35, Escuela el Porvenir de Chepen, Escuela de San Pedro de Chepen y sus estudios secundarios en la GUE. Nuestra Señora de Guadalupe de la misma ciudad.
Sus estudios Superiores los hizo en La Universidad Nacional Federico Villarreal de la ciudad de Lima. Optando el titulo de Bachiller en Ingeniería Pesquera. Prosiguió sus estudios Superiores en el Área de Desarrollo Social en el "Instituto Superior Pedagógico Indoamérica" donde obtuvo el titulo de Profesor en la especialidad de Historia y Geografía encaminándose por las letras y la complementación y la segunda Especialidad la realizó en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de la ciudad de Chiclayo, concluyendo los estudios de Psicopedagogía en la Especialidad de Asesoría y Tutoría. Termino sus estudios de Maestría en la Universidad Pedro Ruiz Gallo en la mención de Gerencia Educativa. Actualmente trabaja en la Rama de la Educación en el Prestigioso Colegio Secundario N° 89 “Albujar y Guarniz”. Tiene inclinaciones por el cuento, la poesía, arte, pintura e invención; amante de la escritura en prosa en un estilo propio y sencillo. Como compositor es autor de el Vals de salón "Marina Mora Mis Perú Mundo" Las baladas “Mi Querido Papa” "El Gato Con Botas" "Amada es tu Nombre" "De Rodillas" "Elías El Misionero" (Canciones Cantadas por Wilfredo Mendoza Ex cantante del Grupo 5 en C.D). Autor de cuentos para niños, Autor de la Poesía “Héroes de Guadalupe” Coautor del Himno al C.E. N° 89 “Albujar y Guarniz” mención compartida con el Profesor Roberto Zapata. El cuento de Sixto Meneses contienen unas enseñanzas con sentimientos profundos que ayudan a los jóvenes adolescentes para que vivan más felices en un mundo que se mueve tan acelerado, les ayuda a despertar cuando se identifican con el personaje principal, les ayuda a apreciar a sus progenitores, dejan su rebeldía, se encaminan a usar en forma correcta su libre albedrío y les ayuda a amar a su prójimo al aumentar su autoestima.